El primer día de clases

El primer día de clases
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Lo que vimos el sábado, en el Congreso, fue un nuevo e inédito capítulo de la vida del país. Todo empieza a ser diferente, ante lo cual hay que empezar a acostumbrarse; es la nueva “normalidad democrática”.

Si en algún espacio se va a empezar a ver el significado del triunfo de Morena, va a ser en la dinámica del  Congreso. Es el espacio en donde nos vamos a poder dar cuenta del tamaño y repercusiones del triunfo morenista.

El tiempo pasó; hoy se vive otra realidad. Están lejos los tiempos en que Porfirio Muñoz Ledo interpelaba al entonces presidente Miguel de la Madrid, cuando la Cámara de Diputados se encontraba en la calle de Donceles.

La trasmisión “oficial” de aquella sesión estaba cerca del caos, cargada de temores, con evidentes tufos de censura. Todo estaba en manos de la Presidencia, vía Cepropie; hoy, todo está en manos del Canal del Congreso.

En aquellas trasmisiones se le exigía a los técnicos de audio y al director de cámaras que cada vez que Porfirio interpelara, bajaran el audio y que uno de los conductores, no casualmente el de la televisión privada, leyera un singular texto, para explicar muy a la manera del gobierno, lo que estaba pasando. Tan han cambiado los tiempos, que quien hoy dirige el tránsito se llama Porfirio Muñoz Ledo; es quien define la organización y también el orden.

La primera sesión de las Cámaras bien puede ser la muestra de lo que va pasar en los próximos años. Difícilmente Morena no va a avasallar a la oposición. El sábado tuvieron su primera dosis de venganza; Claudia Ruiz Massieu fue el centro de sus mayores ataques.

Fue interrumpida en varias ocasiones. El momento climático fue cuando no la dejaron hablar porque la mayoría morenista recordó la desaparición de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en Iguala. Los legisladores contaron 43 en su recuerdo.

Los pocos priistas representados en la Cámara exigían, desde su curul, a Muñoz Ledo que impusiera el orden. El fin de la protesta fue lo que permitió que Ruiz Massieu pudiera continuar con su posicionamiento, más que las exhortaciones del experimentado político.

Cada vez que el PRI se manifieste o quiera hacer valer su pasado, va a pasar lo mismo. Le van a recordar, una y otra vez, el estado de las cosas y, precisamente, su pasado; como lo hizo de manera severa y vehemente el morenista Mario Delgado.

Se lo han ganado y van a ser avasallados en más de una ocasión. La cuestión, y lo que debe atender Morena, es que para ellos el tiempo ya está corriendo.

El sábado en el Congreso quedó claro lo que se viene. Mario Delgado, líder de Morena en diputados y orador por su partido en la instalación del Congreso, lo expresó en los siguientes términos: “se necesita muy poca vergüenza para venir a decir que por décadas han servido al país, cuando se han servido del país y lo han saqueado. Entregan un país en ruinas”.

Uno de los grandes retos va a ser que los legisladores tengan la capacidad de saberse escuchar. Morena quiere desde mañana mismo echar a andar toda su maquinaria. Nos planteó su líder en el Senado, Martí Batres, que sabe de muchas propuestas sobre derechos humanos, la cuales van a ser presentadas con el objetivo de que sean aprobadas en el “muy corto plazo”.

Lo que viene es inédito. Lo que se ve es que Morena no va a dejar capacidad de maniobra a la nueva oposición.

Le van a hacer lo mismo que le hacían a Gerardo Unzueta, quien decía que la izquierda podía ganar todas las discusiones, pero de seguro perdía todas las votaciones.

Fue el  primer día de clases que perfila lo que vamos a ver por años.

RESQUICIOS.

Un asunto que el nuevo gobierno debe, ver y atender, es el de los medios de comunicación públicos. Históricamente han sido los privados en los que, en lo general, han “descansado”, en medio de la complicidad, panistas y priistas; han servido y se han servido. No quieran  descubrir el hilo negro ni los hagan militantes; definan qué quieren de ellos. Una cosa es que los hayan hecho el “patito feo” y ora, que lo sean.