El segundo debate

El segundo debate
Por:
  • rodolfoh-columnista

El segundo debate entre los candidatos al Gobierno de la ciudad no pudo ser más decepcionante. Empezando por Ricardo Rafael, quien es un respetable analista político; pero, como todo ser humano, tiene sus limitaciones, y una de ellas es la de conducir este tipo de ejercicios.

De hecho, no debería existir la figura del moderador; más bien, tendría que buscarse a una persona que propicie la discusión y la confrontación de ideas, proyectos y personalidades.

Una y otra vez insistió el periodista en que se evitaran las descalificaciones, lo que, desde luego, es una posición absurda, tratándose de un encuentro de esa índole. No estaba poniendo orden a unos niños en el patio de recreo, sino a políticos que están compitiendo por un puesto de suma relevancia. Por supuesto que las propuestas son importantes y deben escucharse, pero es infantil pensar que no existan señalamientos de lo más severos entre los candidatos.

Los institutos electorales deberían echarle un ojo a ese programa radiofónico que tuvo Nino Canún, en el que tenía una mesa de debate a la que acudían todos los políticos de la capital. Ahí estuve innumerables veces, confrontando ideas y proyectos con medio mundo: Xóchitl Gálvez, Leonel Luna, Laura Rojas, Luis Sánchez, Avelino Méndez y un larguísimo etcétera. Emisión tras emisión, Nino propiciaba la discusión, pero, sobre todo, dejaba enfrentar nuestras ideas y diferencias.

De por sí el formato del IECM es sumamente rígido y encima tenemos que aguantar las terribles exposiciones de esos que no representan a nadie, como para que todavía nos salgan con la embajada de que tienen que hablarse bonito y solamente exponer sus proyectos.  Afortunadamente, dentro de la rigidez, se pudieron decir cosas unos a otros.

A Claudia Sheinbaum la hicieron pedazos; no podía ser de otra manera. Alejandra Barrales puso al aire una grabación en la que el señor Alejandro Jurado, padre de una niña que perdió la vida en el Colegio Rébsamen, hace a la candidata de Morena directamente responsable por la tragedia. También se sumaron al reclamo la candidata de Nueva Alianza y la “independiente”; pero Mikel Arriola fue más allá.

El del PRI atinadamente le dijo que ella no tendría ni siquiera por qué estar en la competencia electoral, porque su lugar era la cárcel. La de Morena se dolió de los señalamientos y acusó vileza por parte de su contrincante del Frente. Pero no tiene ningún peso ese reclamo, porque la mayor vileza es la que ella cometió por su corrupción y negligencia contra las personas que perdieron la vida.

También fue acusada de corrupta, por sus oscuros manejos en la obra pública, que por encargo especial, ella dirigió siendo secretaria de Medioambiente de López Obrador. Ante eso, prometió que en su gobierno no toleraría la corrupción; pero Barrales se encargó de recordarle que ella vivió con la corrupción bajo su techo, cuando lo compartía con Carlos Imaz.

Me parece que esta vez ganó la abanderada del Frente, seguida de Arriola. La gran perdedora fue, sin duda, Sheinbaum; y de pasada los ciudadanos, gracias a las absurdas reglas electorales.