El silencio como esperanza

El silencio como esperanza
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Estamos cerca de entrar a otra etapa con el temblor. Del rescate de personas, el diagnóstico y el censo sobre lo sucedido se va a pasar al día después. Lo que hemos vivido ha sido muy difícil, lo que viene es de gran complejidad y si no sabemos qué hacer las cosas pueden ser peores.

Para lo que viene el factor fundamental serán la organización, la transparencia y la rendición de cuentas. Hasta ahora el gobierno ha sabido reaccionar. No le viene bien al Presidente la intolerancia en momentos en que está avanzando por su inmediata y positiva reacción ante el temblor.

El gobierno se ha mantenido en el centro. Como sea no tiene sentido adueñarse del temblor; es “una torpeza”, nos dice Mauricio Merino. El director de Nosotr@s también indica que lo importante es “olvidar la mezquindad e ir por la grandeza”. Merino dirige sus críticas a los partidos políticos, los cuales han tenido una actitud pasiva sólo pensando y negociando sus dineros con el INE.

Asegura que hoy los empresarios se dedican a ofrecer tiempo gratis en Internet o de plano a no ofrecer nada. No se comprometen y no ayudan a pesar de los grandes capitales que poseen. Sería el momento de que regresaran al país lo mucho que éste les ha dado. Lo que sigue siendo alentador ante el temblor es la solidaridad.

Una muestra de ello está en la esquina de Bolívar con Chimalpopoca. Es una zona céntrica cercana a Fray Servando y al Eje Central.

En esta esquina se encontraba un edificio que se vino abajo de manera brutal, hay varias tomas de la caída en video. El inmueble albergaba a un número no determinado de trabajadoras costureras, igual pasó con los que se desplomaron en el temblor de 1985, en los que laboraba precisamente un número importante de mujeres con el mismo oficio.

Fuerzas armadas, policías, rescatistas y voluntarios han logrado establecer una comunicación y una organización que además de cercana ha dado resultados. Son varios los momentos de euforia que han vivido al saber que encuentran con vida a personas que están materialmente incrustadas entre los restos del edificio desplomado.

El silencio que se pide para tratar de escuchar un sonido que puedan identificar para seguir en la búsqueda se ha convertido en el silencio de la esperanza. Cada vez que se solicita el silencio se abre la posibilidad de rescatar a alguna persona.

La esquina de Bolívar y Chimalpopoca parece la representación del caos. Se ve a mujeres y hombres moviéndose de un lado a otro o haciendo vallas, en el fondo eso termina por ser su forma de organización.

Cada quien sabe lo que tiene qué hacer, sin importar lo que tiene qué hacer. Todos entienden qué significa el brazo levantado con el puño abierto o cerrado, es un código colectivo y al mismo tiempo una identidad y una pertenencia.

Es probable que a pesar del gran esfuerzo que se ha hecho no alcance para más. No se sabe cuántas personas puedan estar entre los escombros. En la medida en que pasan las horas inevitablemente la esperanza de vida se diluye.

Estamos cerca de que se cumplan 72 horas del temblor. Los tiempos van a obligar a pasar a otra etapa. El gobierno está obligado a alargar lo más que pueda el tiempo del rescate, pero tarde que temprano avanzaremos a otro nivel.

Ese momento debe tener tres condiciones: transparencia, rendición de cuentas y la participación de ONG y personas probas e independientes. Se trata de donativos y reconstrucción.

 

RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:

Hay fuentes para los periodistas que resultan confiables y útiles. Les son aún más creíbles si son oficiales y si por lo general son sus fuentes. Lo de Frida Sofía es la suma de horrores y errores. Alguien debió buscar algo más que la voz del funcionario, sobre todo porque la empresa estaba jugando un rol protagónico y hasta exultante, lo trató de convertir en el caso emblemático del temblor. En una de ésas quizá fue también, como nos dijo Raúl Trejo, una “desmesurada tontería”.