El termómetro del delito

El termómetro del delito
Por:
  • larazon

El estado de Chihuahua es el más inseguro del país de acuerdo con el termómetro del delito que por segunda ocasión presenta el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI) dentro de su Sexta Encuesta Nacional sobre Inseguridad —con período de referencia del 10 de enero al 31 de diciembre de 2008—, cuyo levantamiento estuvo a cargo del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).

El termómetro se integra por tres indicadores: la incidencia delictiva general, el porcentaje de delitos cometidos a mano armada —datos ambos generados por la encuesta— y la tasa de homicidios dolosos o intencionales —tomada de la estadística oficial—. Siguen en la lista Sinaloa y Baja California. El factor decisivo de esos tres primeros sitios es el aumento significativo de los homicidios dolosos en las tres entidades.

El Distrito Federal se ve desplazado del primero al cuarto sitio, no obstante que sufre la incidencia delictiva más alta —22,800 delitos por cada 100,000 habitantes— y el segundo lugar en porcentaje de delitos a mano armada —37%—. Sin embargo, su tasa de homicidios dolosos se mantiene en 8 por cada 100,000 habitantes, por debajo de la media nacional que es de 12.

Aunque alejado de los primeros lugares, Aguascalientes registra uno de los mayores ascensos en la escala de la inseguridad, el cual responde a su altísima incidencia delictiva —15,900 delitos por cada 100,000 habitantes—, la misma tasa que Baja California y Coahuila, sólo superada por el Distrito Federal y Sonora.

La entidad más segura del país sigue siendo Yucatán, con baja incidencia delictiva y con una tasa de homicidios dolosos —2.5 por cada 100,000 habitantes— comparable a las de los países con mejor seguridad pública en el mundo.

A algunos gobernadores y a algún jefe de gobierno ha irritado que se exhiba un índice de la inseguridad, sin darse cuenta —o, más bien, sin quererse dar cuenta— de que sólo midiendo con rigor metodológico lo que sucede en la materia puede saberse con objetividad si se está avanzando en la lucha contra el flagelo que más lastima, indigna y atemoriza a la población.

“Bajo la despiadada luz me reconocí”, escribió Borges. El termómetro del delito es tan sólo un espejo, o, por decirlo con palabras del mismo escritor argentino, un “pasadizo que nos devuelve a nosotros, a semejanza de un espejo”: no influye en la realidad, tan sólo la refleja. Ojalá incidiera favorablemente en las cosas que pasan, como el escudo de Perseo —que también era un espejo—, el cual logró paralizar a las gorgonas mostrándoles la imagen de sus rostros retorcidos.

ldelabarreda@icesi.org.mx

fdm