El último año de Calderón 2

El último año de Calderón 2
Por:
  • larazon

¿Pueden las propuestas de Calderón configurar otra arquitectura institucional y política en México o bien ser el antecedente de un cambio de fondo en el tipo de régimen? Sí y no. De ser aprobadas más o menos en los términos formulados, sin duda conducirán a formas relativamente inéditas de hacer política en las calles, los medios, los partidos y los órganos de gobierno.

Pero, a menos que el Congreso incorpore nuevas figuras como la creación de un jefe de Gobierno o la ratificación completa del gabinete presidencial por el Senado, es improbable que esta iniciativa derive en un sistema semiparlamentario.

El siguiente razonamiento de la iniciativa es que pondrá en un serio predicamento a los partidos, o, dicho con más propiedad, a las burocracias que los controlan. Tres ejemplos.

Pasada la curva de aprendizaje, la reelección probablemente va a trasladar las lealtades de los candidatos con los dirigentes que hoy los imponen hacia los electores que los votarán mañana. El segundo es que en el caso de los alcaldes, que hoy duran sólo tres años (salvo en Coahuila) sin posibilidad de reelección inmediata y que la reforma amplía hasta por cuatro períodos consecutivos, les dará una autonomía mucho mayor y más poder frente a los gobernadores de sus propios estados, muchos de los cuales aún controlan verticalmente a los municipios.

Y el tercero es que en el tema de la segunda vuelta el hipotético regreso del PRI, que hoy encabeza las preferencias en las encuestas, en las elecciones presidenciales del 2012, puede incentivar una gran coalición de todas las oposiciones contra ese partido si se llega al llamado “balotaje”. Esto obligaría a su candidato presidencial a negociar posiciones, establecer compromisos y ceder parcelas de poder importantes con las complejas y astutas corrientes internas del PRI –con las únicas que contaría en ese escenario– a un precio lo suficientemente caro como para limitar sus márgenes de gobernabilidad y restarle eficacia política.

En parte ésta es la motivación de algunas expresiones del PRI para acotar, desde ahora, al presidente, con algunas de las fórmulas que se han sugerido: jefe de gobierno, jefe de gabinete o ratificación legislativa del gabinete. Tendríamos entonces una especie de rey que reine pero no gobierne.

Finalmente, en un año tan cargado con elecciones de algún tipo en 15 estados, nada garantiza que la reforma pase pronto e incluso cabe la posibilidad de que se quede en la congeladora legislativa, fundamentalmente por razones de cálculo político. De ocurrir, quizá los partidos opositores obtengan ganancias de corto plazo, pero México habrá perdido una oportunidad de mejorar la funcionalidad de su régimen político.

og1956@gmail.com

fdm