Elecciones en Brasil y Bolivia

Horacio Vives Segl

Semana de elecciones en Sudamérica. El domingo 5 se celebró la primera vuelta electoral de las elecciones presidenciales y de la renovación parcial del Congreso en Brasil. Y el próximo domingo 12 se celebrará la primera vuelta —seguramente única— de las elecciones presidenciales y legislativas tras el nuevo orden constitucional del ahora llamado Estado Plurinacional de Bolivia. Veamos algunas implicaciones:

 Brasil: primer paso en la reelección de Rousseff. Varias lecciones parciales ha dejado el proceso electoral brasileño. La que me parece más evidente es que, con los resultados dados hasta ahora, se terminó con una certeza simplona, generalizada antes del inicio del Mundial de Futbol, derivada de las protestas sociales de junio, de que el gobierno estaba aniquilado. Como se sabe, las protestas abanderaron la inconformidad por los gastos excesivos en la construcción de estadios, en supuesto detrimento de los (de por sí) deficientes servicios educativos y de salud. Eran la continuación de las ocurridas desde 2013, tras el incremento de los precios del transporte, en el marco también de otro torneo de futbol, la Copa Confederaciones. Para muchos analistas, con esa sucesión de manifestaciones, el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) entraba en coma. Y al haber perdido Brasil la Copa del Mundo el epitafio político de Dilma, según ellos, ya estaba escrito.

Otra lección que dejan las elecciones brasileñas fue lo erradas que estuvieron las encuestas. Es indiscutible la presencia mediática que adquirió Marina Silva, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), quien tomó la posta de la campaña del PSB tras la muerte de su candidato presidencial, Eduardo Campos, hace unas semanas. Marina Silva era la voz de la sociedad brasileña con más carencias y de los indignados, hartos de la corrupción y de los malos servicios públicos.

Un aspecto más: el uso de las campañas negativas, un elemento legítimo del que pueden valerse los contendientes en las democracias liberales. Al margen de los aciertos y los errores propios en la campaña del PSB, fue innegable la eficacia con la que el gobierno de Rousseff frenó el ascenso de Silva.

Rousseff enfrentará en el ballottage a Aécio Neves, senador y ex gobernador de Minas Gerais y nieto del presidente electo Tancredo Neves, quien debía asumir la presidencia de Brasil en 1985, tras haber ganado las elecciones que marcaron el retorno a la democracia, tras 20 años de gobierno militar, pero que falleció unos días antes de su ascensión. La ventaja de Rousseff sobre Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), es amplia, según las últimas encuestas.

En todo caso, lo que los brasileños están indicando, al poner en segunda vuelta a dos partidos tradicionales de la consolidada democracia brasileña —el PT, en el gobierno desde hace 12 años, y el PSDB, que llevó a dos periodos de gobierno a Fernando Henrique Cardoso—, es que su preocupación principal es la economía: tanto el manejo de los programas sociales, que sacaron de la pobreza durante los gobiernos del PT a millones de brasileños, como la preocupación por los índices de desempleo, inflación y la mejora en los servicios públicos. De ahí la opción de Neves, que representa a un stablishment que ha prometido una reorientación de la política económica.

 Bolivia: la “re-reelección” de Evo Morales. Las elecciones del próximo domingo en Bolivia llevarán a un tercer periodo de gobierno de Evo Morales, tras una muy polémica interpretación del Tribunal Constitucional de aquel país, que posibilitó su postulación. Ahí sí hay certeza en los resultados: la ventaja que Evo le lleva a Samuel Doria Medina —a quien ya derrotó en las dos elecciones presidenciales pasadas— es tal que, ya sea alcanzando la mayoría absoluta o poco menos, pero con 10 puntos de ventaja sobre su adversario, hará innecesaria una segunda vuelta electoral, en las primeras elecciones presidenciales a celebrarse tras la refundación del orden jurídico boliviano, con la sanción de la Constitución de 2009.

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