Elecciones presidenciales en Estados Unidos: las lecciones

Elecciones presidenciales en Estados Unidos: las lecciones
Por:
  • horaciov-columnista

Para cuando usted, amable lector, revise estas líneas, seguro habrá mayor precisión sobre el resultado de la elección de ayer. Dada la hora de corte de esta columna, no me queda más que hacer un análisis de algunos de los temas relevantes al término de la campaña por las elecciones a la Presidencia de los Estados Unidos. Las horas posteriores al cierre de las casillas fueron mostrando una disputa palmo a palmo por los votos del colegio electoral, así como una convulsión en los mercados financieros del mundo.

Las encuestas. Apenas hace unos doce días, al cierre del tercer debate, las encuestas le daban una muy cómoda ventaja a Hillary Clinton. No ocurrió absolutamente nada en este puñado de días que explicara de manera lógica que al cierre de las campañas las encuestas dieran casi un empate técnico, con una ligera ventaja apenas para Clinton. No ocurrió un breaking point, algo como un atentado terrorista de dimensiones mayúsculas, que realmente justificara la realineación de los electores. La intervención política del FBI y su posterior retractación sobre el asunto de los correos de Clinton no daban para tanto. En ese sentido, habrá que ver si la explicación es que no se había sabido medir bien una posible intención de voto oculta hacia Trump, que resultó muy superior a lo esperado. También habrá que analizar la sobrevaloración del voto latino en las elecciones que, en definitiva, no correspondió con las expectativas. O dicho de otro modo, se hizo lo que se pudo en función de la minoría que representa.

Polarización. Algo que solía identificar a los partidos norteamericanos era que, a pesar de la distancia en algunos temas en particular, ideológicamente se ubicaban por lo general en el centro. Lo que hemos visto ahora es que —si los electores de cada partido realmente se adhieren a los mensajes de los candidatos— el perfil del votante de ambos partidos se ha radicalizado, sobre todo en el caso de los republicanos. A reserva de ser reduccionista en el argumento y con los adecuados matices que ello merecería, se puede decir que el gigante norteamericano se dividió en dos países: el de los blancos conservadores —algo retrógradas— que viven en el centro y el sur del país, desencantados con las instituciones políticas tradicionales, y el de la población liberal concentrada sobre todo en las costas, en la que caben latinos, negros, gays e inmigrantes, además de muchas mujeres y pocos hombres blancos, mayoritariamente con educación superior, y quienes siguen queriendo una nación plural, capaz de amortiguar las desigualdades.

Sistema electoral. Se puede prever que habrá debate sobre si el sistema de elección indirecta a través del colegio electoral sigue siendo un mecanismo adecuado para traducir la voluntad ciudadana en la selección del presidente estadounidense.

Balance. De confirmarse la victoria de Trump, como hasta ahora parece, seguramente avasallará al Partido Republicano, con un personalismo inédito en la política norteamericana. Un día aciago para la democracia en el mundo.

hvives@itam.mx

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