Emergiendo del bache económico

Emergiendo del bache económico
Por:
  • larazon

Joel Virgen Rojano

De regreso al futuro. Aunque el crecimiento económico de México durante el primer trimestre del año resultó ligeramente inferior a lo anticipado, éste contribuyó a que la economía en general se encuentre muy cerca de alcanzar sus niveles previos a la Gran Recesión mundial del 2009.

De esta forma, México habría concluido un proceso de recuperación económica y estaríamos muy cerca de un nuevo periodo expansivo que debería traer consigo importantes implicaciones de política económica.

Para el INEG, México alcanzó su punto más alto en la actividad económica en agosto del 2007, para después comenzar un periodo de desaceleración que hacia la segunda mitad del 2008 se convirtió en un periodo de drástica contracción. Para este mismo organismo, la economía local habría tocado fondo en febrero del 2009. Desde entonces, la reactivación económica ha venido recuperando el terreno perdido.

Según nuestras propias estimaciones, la economía estaría por alcanzar un nivel acorde con su sendero de largo plazo o potencial -es decir que la brecha de producto (diferencia entre el PIB observado y su potecial) estaría por cerrarse.

Por definición, es cuando la economía se encuentra cerca de su potencial cuando la interacción de la oferta y la demanda agregadas condicionan un ambiente de uso eficiente de los factores que no genera inflación y donde el desempleo se encontraría cerca de sus niveles de largo plazo (que no significa desempleo igual a cero).

 Hemos notado que algunas autoridades han caído en la tentación de comparar los niveles actuales de desempleo y capacidad utilizada, entre otros, con el periodo inmediato previo a la recesión. Esta comparación pretende ser clave en la evaluación oficial de que la holgura económica ya ha desaparecido. No obstante, se olvida que lo que se está comparando es la actual fase de incipiente expansión económica con el punto más alto en la actividad alcanzado de 2007.

El comparativo arriba señalado podría llevar a importantes imprecisiones respecto al diseño de política económica. Por ejemplo, en el margen, de esperar a que las condiciones económicas se parezcan a las de 2007, entonces nos encontraríamos en un contexto económico caracterizado por presiones inflacionarias que automáticamente llevarían al banco central a ubicarse muy retrasado respecto a la realidad -de haber optado por mantener la tasa de interés de política sin movimiento alguno y suponiendo la ausencia de un proceso de apreciación cambiaria significativa.

Consideramos que las actuales condiciones económicas, brecha de producto muy cerca de ser cero, son congruentes con una política económica de normalización. Es decir, un contexto acorde por ejemplo con alzas en la tasa de política monetaria que lleven a las condiciones monetarias a una zona neutral (no restrictiva).

Si tomamos en cuenta que la inflación de largo plazo en México estaría muy cerca del 4% y que el crecimiento económico potencial podría ser ligeramente inferior al 3%, entonces la tasa neutral de política monetaria se ubicaría ligeramente por debajo del 7% (actualmente se encuentra en 4.5 por ciento).

Tomando en cuenta todo lo anterior, el hecho de que la economía local este muy cerca de comenzar una fase expansiva, nos lleva a prever que las autoridades estarían a punto también de cambiar su postura si no desean quedarse retrasados respecto a la realidad, abonando así innecesariamente problemas futuros.

Sin duda, el reto más inmediato está en el Banco de México, donde el hecho de que las expectativas de inflación no se encuentren en el objetivo de 3% y que cada vez más se refuerce la idea de que existe un intervalo de tolerancia entre 3 y 4% debería ser un llamado a la acción.

jvirgenroj@banamex.com