En desgracia, ¿desgraciados?

En desgracia, ¿desgraciados?
Por:
  • larazon

-PRIMER TIEMPO: La verdad, la verdad, la verdad, no convence. Sí tiene muchos amigos que hablan bien de él. Conocidos, más. Pero de alguien con quien quisiera Jesús Vizcarra haber tenido jamás contacto alguno, es quien lo persigue en las sombras: Ismael Zambada, mejor conocido como El Mayo, quien es uno de los jefes del Cártel de Sinaloa. Hace poco más de 20 años les tomaron una foto en un rancho, que reapareció en la prensa sinaloense hace un par de años para tratar de descarrilar su búsqueda de la alcaldía. En la columna Malecón del periódico Noroeste, propiedad de Manuel Clouthier, dijeron desde entonces que Vizcarra era lavador de dinero de Zambada. Nunca refutó con energía, y el pasado lo alcanzó. Hace unas pocas semanas Reforma publicó la foto y un tema local se volvió nacional. Vizcarra dice que es un tema local, que abordará localmente, pero se la pasa visitando la ciudad de México para hablar con periodistas que tratan de política. A todos dice que El Mayo Zambada no es su compadre, que la última vez que lo vió fue hace más de dos décadas, cuando como a muchos otros, le vendió carne —y que en este tiempo construyó como emporio de tres mil 500 millones de dólares—, y que él está libre de lavado alguno. Pero cuando le dicen que tire la primera piedra, que se abra a declarar todo eso en público, ante los medios, dice que no. Cuando le dicen que entonces declare públicamente que no tiene relación con Zambada, dice que no, que qué tal si se enoja. Por supuesto que se va a enojar. Zambada debe querer que la gente sepa o crea que el próximo gobernador de Sinaloa, si llega a eso Vizcarra, es su compadre. Pero Vizcarra no quiere entrarle. Dice que prefiere pagar credibilidad a que se enoje El Mayo. Pues quién lo entiende.

 SEGUNDO TIEMPO: Abuchean a mi pobre vilipendiado gober. Caramba, si ya había logrado movilizar a los políticos, y a los empresarios, y a la sociedad toda para ponerle presión al gobierno federal y arrinconar al Ejército, ¿por qué unas pandillas le echaron a perder las cosas? El sábado pasado Los Aztecas se pasaron de vivos en una colonia del sur de Ciudad Juárez, y aunque iban por tres personas para ajustarles cuentas, decidieron que dispararían contra 28 hombres —porque dejaron salir a las mujeres— que celebraban un cumpleaños. Murieron 15 ó 16, pues el gobierno no se ha puesto de acuerdo consigo mismo sobre la cifra, pero al haber menores, la epidermis mexicana ya no dio para más. Se indignó el país, pero mucho más los juarenzes. Por eso, cuando el gobernador José Reyes Baeza llegó a la plaza, los abucheos fueron de antología. Reyes Baeza lleva un buen tiempo convenciendo a las “fuerzas vivas” de reclamarle al gobierno la ineficacia del Operativo Conjunto en Chihuahua, y él mismo se la ha pasado desafiando al presidente Felipe Calderón. Pero cuando se tiene la lengua larga, la cola debe ser chica. Y Reyes Baeza, que abandonó a su suerte Ciudad Juárez, que la dejó a la merced del hampa y se recargó en el Ejército —a quien públicamente fustigaba sus huestes— para que actuara hasta como policía de crucero, y la realidad lo atropelló. Gobernador que no gobierna es un desastre. Finalmente a Reyes Baeza, que ha disfrazado bastante bien lo desastrozo de su gestión, se le rompió el blindaje. El abucheo de los chihuahuenses por su negligencia administrativa en Juárez es una primera llamada de atención que, en su caso, tendría que ser también la última.

 TERCER TIEMPO: Qué bueno que nadie le hace caso, para no quemarse. A la velocidad del sonido, el presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Ramírez Acuña, se apresuró a condenar la matanza en Ciudad Juárez, que horas después el presidente Felipe Calderón, de su mismo partido, describió como un pleito de pandillas. Ramírez Acuña moderó su lenguaje, cuidó sus encuentros con el micrófono mediático, pero con su voz sonora insistió en la condena en contra de quienes “perpetuaron” el asesinado. Momento, momento, “¿perpetuaron?”, o sea, ¿los que quisieron que el asesinato fuera para siempre?, ¿una línea de tiempo sinfín? No, no puede ser, señor diputado. Quizás quiso decir “perpetraron”, de cometer. Pero que nadie lo desmienta. Conociéndolo, a lo mejor sí quiso decir lo que dijo.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

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