Enfrentados con la prosperidad

Enfrentados con la prosperidad
Por:
  • rodolfoh-columnista

En un país en donde los principales enemigo son la pobreza, la destrucción del medio ambiente, la deficiente educación pública, la inseguridad y la corrupción; hay políticos cuyas prioridades son otras mucho más banales y estrechas. Mientras México sufre y se rezaga porque hay 55 millones de pobres; porque la mitad de la población apenas tiene para mal comer, los funcionarios del INE deciden que hay que gastar mil 100 millones de pesos para mejorar y ampliar su sede. Se justifican diciendo que con eso ahorrarán 80 millones al año en pago de rentas; pero desafortunadamente nunca les pasó por sus cabezas hacerse más ligeros y eficientes; ideando formas de abaratar los costos operativos de nuestra democracia, que es ya la más cara del mundo.

Queda claro que para muchos en posiciones de poder y decisión, pensar es un privilegio al que no acceden. Es más fácil imaginar oficinas grandes y modernas; ¡es más, hasta un museo se les ocurrió hacer! Por cierto, a ese museo del INE supongo que solamente a la fuerza acudirán los niños de primaria de la Ciudad de México; porque dudo mucho que a un Danés que vista nuestra capital se le ocurra perder el tiempo viendo la evolución de la boleta electoral y la credencial de elector.

Por lo que toca a la destrucción de nuestro entorno natural, basta un ejemplo —de cientos que podemos mencionar en todo el territorio nacional— para señalar hasta dónde la corrupción, la avaricia y la falta de visión nos ha llevado. A la Isla de Holbox en Quinta Roo hoy en día le quedan máximo 5 años de vida: los cientos de miles de pelícanos, garzas, flamingos, águilas, cocodrilos y todo tipo de fauna imaginable que antes había, se está extinguiendo porque acabaron con su hábitat. Lo que hasta hace 15 años era un paraíso natural, dentro de poco será otro Playa del Carmen versión chafa. A los ejidatarios – que no son ningunas Carmelitas Descalzas como los pintan en redes sociales- la avaricia les llevó a vender todo lo que pudieron (y siguen vendiendo). Ahora se quejan porque se dieron cuenta que pudieron haber sacado más dinero de sus irresponsables transacciones; cuando la verdad de las cosas es que les importa un bledo el medio ambiente (el lugar donde nacieron y crecieron por cierto). Y por otro lado, el Gobierno Federal y estatal lejos de intervenir y expropiar lo poco que queda, hacen como que hacen pero no hacen nada; y la espiral de destrucción continúa sin freno. Lo triste es que la federación destina poco más de 57 mil millones de pesos al año de presupuesto a la SEMARNAT y a la PROFEPA (dinero de nuestros impuestos); y los resultados de ese gasto están a la vista en todos y cada uno de los rincones de este país. Siguiendo con el ejemplo anterior, solamente habría que decirles a los funcionarios que encabezan esas dependencias, a los ejidatarios de Holbox y a los empresarios hoteleros, que lucrar de esa forma con el medio ambiente es casi tan deplorable como abusar de un niño. Es acabar con nuestro futuro.

La otra gran asignatura pendiente es la educación. Medio siglo perdido por una falta de visión crónica. Después de los grandes avances post revolucionarios con la alfabetización, la creación de la escuelas normales, la conformación del SNTE, la cobertura de la educación básica; y la creación de las instituciones de educación superior, a partir de los años 70 todo se frenó y dio inicio una espiral de deterioro paulatino pero continuo. La infraestructura educativa se quedó estancada y se vino abajo. Hoy en día comparar nuestras escuelas -de cualquier nivel - con cualquiera de un país desarrollado, da vergüenza. Basta señalar que en la ciudad de México, con un presupuesto de más de 180 mil millones de pesos al año, no se ha construido o reconstruido una sola escuela de ese nivel desde finales de los años 80. Y como vemos, dinero ha habido a raudales , simplemente se lo han robado y no ha sido del interés de la clase gobernante (aquí habrá que incluir a todos, sin exceptuar a la oposición a los gobiernos en turno; y a la propia organización magisterial) .

Los únicos que en todos estos años han tenido una propuesta de futuro han sido Don Fernando Solana Morales con la creación del CONALEP y el INEA; Benjamín González Roaro —cuando fue subsecretario de educación— quien propuso y echó a andar las primeras escuelas de tiempo completo; y los presidentes Ernesto Zedillo con la descentralización de la educación; y Enrique Peña Nieto con la actual reforma educativa.

Sin embargo, al igual que aquellos que lucran con el medio ambiente, Andrés Manuel López Obrador —de la mano de la Coordinadora— pretenden también robarle el futuro a millones de niños y jóvenes. Ellos —cabe subrayar— son unos viejos que ya tuvieron sus oportunidades educativas; quienes además tienen miles de millones de pesos en sus manos (así como se escucha: miles de millones). Y con todo eso, lo que tristemente buscan es el poder por el poder; porque no tienen proyecto de nación que sea digno de considerarse (decir que van a vender el avión presidencial o que le van a quitar las pensiones a los ex presidentes no es tener una visión de Estado).

Nunca hemos escuchado de sus bocas una propuesta para mejorar la educación en México. Nunca nos han dicho —ni López ni sus secuaces de la CNTE— qué piensan hacer con el presupuesto para la educación. Nunca hemos escuchado cómo piensan mejorar los libros de texto; jamás han expuesto un proyecto de infraestructura escolar (eso sí para el nuevo aeropuerto llamó a una conferencia de prensa que resultó patética). Jamás nos han propuesto nada para la formación magisterial, su actualización y desarrollo profesional. Nunca han dicho nada de las escuelas de tiempo completo, ni del desarrollo artístico y deportivo de los estudiantes. Y mucho menos han expuesto su preocupación y propuestas respecto a las dos grandes deficiencias del sistema: la enseñanza de la lecto-escritura y las matemáticas. Son temas que ignoran por completo (y digo lo ignoran porque lo dejan pasar, porque para ellos no es importante).

Lo que sí dicen es que no quieren que a los maestros se les evalúe (nada más falta que bajo ese mismo criterio los alumnos exijan con un plantón que tampoco se les hagan exámenes). Quieren continuar con sus escuelas de educación normal de cuarta categoría (que sirven en el mejor de los casos para una deficiente preparación; y en el peor como Ayotzinapa para la formación de grupos radicales). Exigen que se hereden las plazas; y peor aún, se juntan y estrangulan al país para chantajear al gobierno y seguir con sus oscuros negocios: ambicionan controlar el presupuesto educativo para desviarlo a sus cuentas bancarias y sus proyectos políticos. Toda su lucha es por dinero no por la educación; es para ganar una elección, no para ganar el futuro. La muestra más clara de que persiguen solamente sus intereses personales, es que la mayor parte del magisterio nacional está trabajando en las aulas y no los sigue ni apoya.

Lucrar políticamente con el porvenir de los niños y jóvenes de nuestro país es un crimen; como lo es explotar sin medida al medio ambiente. Se puede no estar de acuerdo con una reforma o una ley; pero este país está hecho para eso, para disentir. Nuestra fortaleza debe radicar en poder decir y pensar diferente; pero no enfrentando a la sociedad haciendo uso de la violencia como lo hacen los mal llamados “maestros democráticos” y sus socios de MORENA. No se vale incendiar a la nación porque su capacidad política y de convencimiento no da para más. Cada año un millón de alumnos entre los 6 y los 16 años de edad deserta de la escuela. Ese es el verdadero enemigo: no el gobierno, no el Presidente, no los partidos contrarios a sus pretensiones.