Entre protestas y medallas se va una grande

Entre protestas y medallas se va una grande
Por:
  • larazon

Mónica Garza

“México florido y espinudo, seco y huracanado, violento de dibujo y de color, violento de erupción y creación, me cubrió con su sortilegio y su luz sorpresiva”, escribiría en sus memorias el poeta chileno Pablo Neruda, quien como pocos supo describir la magia y los contrastes de este país nuestro que tiene la capacidad de iluminarse y apagarse al ritmo de la noche y el día.

Hago esta reflexión a partir de los acontecimientos contrastantes de esta semana. Por un lado siguen las protestas pacíficas y —las no tanto— a consecuencia de los desaparecidos de Ayotzinapa. Los debates frente a la debacle de la izquierda mexicana. La respiración asistida para la derecha que sobrevive de milagro y las apreciaciones de toda índole por los asuntos financieros en la vida pública y privada de la familia presidencial.

Y mientras todo esto sucede, frente al mar, en un no menos violentado estado de Veracruz se realizan las justas de los Juegos Centroamericanos donde los mexicanos nos hemos llenado de medallas como nunca. Como encontrando la manera de tener un motivo para sobrevivir como siempre, a través del esfuerzo de los únicos que pueden sacar este país adelante, los jóvenes.

“Quizá mucha gente critique ahorita que los Juegos Centroamericanos se estén llevando a cabo estando México como está en este momento, pero nosotros los deportistas somos los que menos culpa tenemos. No por eso nos deja de doler lo que pasa, que haya tantos desaparecidos y tanta violencia, pero desde nuestra trinchera es como podemos colaborar con nuestro país”, me dijo la judoca Vanessa Zambotti en la oportunidad que tuve de conversar con ella esta semana, justo antes de su competencia para la que se preparó desde hace muchos meses, y no sólo para perseguir una medalla, también para encontrar la aceptación de que su ciclo como deportista terminó. De que en poco tiempo no será más la reina mexicana del judo.

Ser y dejar de ser es su presente y su futuro, y la nostalgia con la que enfrenta no sólo el próximo retiro a sus 32 años, sino la realidad de un escenario a veces no muy esperanzador en un país donde las oportunidades no son las mismas para todos…

“Será la ultima vez que compita en unos Juegos Centroamericanos. Es una gran nostalgia pues hace doce años con la misma ilusión y los mismos sueños entré a competir cuando era el inicio del ciclo olímpico para Atenas 2004…

Siendo muy sincera te confieso que hace una semana me dio una crisis existencial sobre ¿qué voy a hacer?... Es muy díficil la vida de un deportista aquí en México, no hay un plan de retiro. Apenas hace cinco meses empezó la CONADE con un plan de retiro para los atletas.

Y yo pues a buscar trabajo como cualquier otro mexicano. Con la desventaja de que 16 años de mi vida estuve dedicada al deporte.

Yo tengo una carrera y sé que voy a trabajar en lo que estudié que es Ciencias de la Comunicación. Como deportista tengo otros valores como la disciplina, la tolerancia al fracaso, la perseverancia, y sé que los puedo aplicar en mi vida profesional, pero la verdad te da miedo pensar en ¿qué vas a hacer después de esto?”

—Y cómo has enfrentado esta crisis?— le preguntó

—Pues lo enfrento como lo hago en cada combate. Es normal tener miedo y los nervios sobre lo que puede pasar. Lo he enfrentado con ayuda de mi entrenadora que sobre todo es mi amiga, y con la ayuda del psicólogo que nos acompaña, y viviendo el presente.

Disfrutar mi última competencia centroamericana. Disfrutar que fue el último relevo para el encendido del pebetero. Disfrutar el momento y ya después pasará lo que tenga que pasar.

Es muy difícil, pero pienso que te tienes que quitar ese ego del “yo fui”. Y así como empecé en el judo sé que voy a empezar en otra carrera.

Yo empecé de la nada en el judo con muchos sueños, con muchas ilusiones y logré hacer grandes cosas, porque si algo me caracteriza es la perseverancia ante la adversidad.

Y es que Vanessa Zambotti comenzó en el judo por pura casualidad. Literalmente encontró cerrada una puerta y por mera curiosidad se asomó en otra que sí estaba abierta. Así cuenta la judoca la anécdota que ocurrió en su natal Parral, Chihuahua:

“Hay días que recuerdas porque te cambian la vida y a mí ese día que fui a la escuela de computación me cambió la vida. Estaba cerrada, pero ahí mismo había otra puerta abierta. Entré y vi muchos trofeos, diplomas, constancias.

Vi un tatami y una fotografía de un señor canoso y con bigote, era Jigoro Kano el fundador del judo, y oí una voz que me dijo ‘Ah ¿tu eres Vanessa Zambotti?’… Sí yo soy Vanessa Zambotti, ‘Ah pues yo soy Andrés, el maestro de judo’. ‘Mucho gusto’, le dije, ‘y ¿cuánto cobra profe por la inscripción?’… ‘200 pesos’… y yo dije ‘pues son los 200 pesos que traigo. Me voy a inscribir’…Y sentí como cuando te gusta alguien y te empiezan a dar mariposas en la panza. Así sentí…”

Y así comenzó la historia de esta mujer que puso el nombre de México en el mapa del judo femenino en el mundo. En el 2002 la chihuahuense participó por primera vez en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe con sede en El Salvador, donde se colgó la medalla de oro convirtiéndose en la primera mujer mexicana judoca en obtener este resultado.

En el 2005 Vanessa se pintó de plata durante la celebración del campeonato panamericano de judo en Caguas, Puerto Rico, siendo la única representante de México que en esa edición se subió al podio.

La judoca mexicana se proclamó campeona de la división +78 kilos en el marco de la XV edición de los Juegos Panamericanos Río de Janeiro 2007, y en 2008 participó en los juegos olímpicos de Beijing donde quedó clasificada como la novena entre las 10 mejores del mundo.

“¿Sabes cuántas competidoras son de mi categoría? Son 160, 22 pasamos a los juegos olímpicos y estar en el lugar numero nueve pues ya es algo muy bueno ¿no?

Igual la gente me criticó mucho, dijo muchas cosas de mí, pero al final de cuentas esto dura cinco minutos, al igual que un combate…”, comparte esta guerrera indiscutible, que a lo largo de su carrera también ha enfrentado duras lesiones y dolorosísimos procesos de rehabilitación, pero como ella misma dice, la determinación es lo que la ha definido entre las mejores del mundo en esta disciplina de la que piensa despedirse en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.

“Yo tenía pensado retirarme definitivamente del judo aquí en Veracruz, pero como en el año me fue bien y me clasifiqué para Juegos Panamericanos, pues ahí me estarán viendo competir.

Las personas que me han acompañado a lo largo de mi carrera saben cómo es la vida de un deportista. No tienes tiempo de salir, no tienes tiempo de una vida familiar, de una vida de pareja y ahora que termine mi carrera también voy a tener que empezar de cero en todo eso”.

—¿Cómo te estás preparando para todo eso, Vanessa?

—Tengo un psicólogo y una terapista que me da meditación guiada. Meditar me está ayudando mucho a desprenderme y a encontrar mi camino.

Tengo 16 años haciendo lo mismo todos los días y yo se que de la noche a la mañana va a ser muy difícil quitarme esa costumbre y este hábito.

—¿Qué es lo que más miedo te da del futuro?

—No tener un trabajo. Siempre he hecho lo que he querido y lo que me ha apasionado y no me gustaría tener un trabajo que no me guste nada más por tener dinero.

Me da un poco de miedo el futuro, pero tengo que darme cuenta que tengo que vivir mi presente y disfrutarlo.

Soy muy afortunada de hacer algo que amo, con todas las satisfacciones que me ha dado. Debo de estar agradecida con Dios por eso.

Concluye esta judoka chihuahuense que ha dejado su alma arriba del tatami donde escribió capítulos maravillosos de México para el mundo, que ojala una nueva generación de mexicanas sepa continuar…

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag