EPN repite el error de Calderón

EPN repite el error de Calderón
Por:
  • larazon

Salvador Camarena

El gobierno de Enrique Peña Nieto parece haber encontrado un camino para desactivar diversas crisis en la República. Cuando algo se sale de control, el mexiquense se pone el traje de bombero y dispone lo necesario para mitigar la quemazón. Sin embargo, este modelo de Súper Peña al rescate, implica un tutelaje que será pernicioso para todos, y que acarreará costos incluso al propio mandatario.

Enrique Peña Nieto fue al rescate de Guerrero cuando el inefable Ángel Aguirre Rivero resultó desbordado por no haber tomado las medidas adecuadas ante las lluvias en septiembre pasado. Enrique Peña Nieto fue el mes pasado al rescate de Michoacán porque a Fausto Vallejo ya se le habían acabado no sólo los recursos, sino hasta los pretextos para excusar su incapacidad ante la violencia. Y Enrique Peña Nieto ha acudido al rescate de una decena de gobernadores que le fallaron a sus ciudadanos, que viven a merced de bandas de secuestradores.

En otras palabras y sólo para hablar de estos tres ejemplos, el Presidente se ha echado encima las tareas de reconstrucción y atención de los guerrerenses afectados por la tormenta Manuel, se deshizo de uno de sus más cercanos colaboradores para enviarlo a cuidar de los michoacanos y ha dispuesto la creación de una nueva figura, un zar antisecuestros, para ver si así los mandatarios estatales se ponen las pilas en una tarea que debería ser su responsabilidad.

Qué bueno que el Presidente se muestra sensible ante una crisis, pero está probado que el método que ha elegido es contraproducente. Porque por lo menos en el tema de la violencia, Felipe Calderón Hinojosa usó el mismo traje de bombero al que ahora ha recurrido Peña Nieto y lo único que el michoacano logró fue que los gobernadores, unos más unos menos, se desentendieran del tema de la delincuencia organizada. Los mandatarios estatales dejaron que todos los costos por la violencia recayeran en la administración federal. Era, decían, el tema de Calderón, no de ellos.

El temor de que con los secuestros ocurra lo mismo que con la violencia en el sexenio pasado, crece cuando uno escucha a Renato Sales, nuevo comisionado para los secuestros, explicar que entre otras cosas su tarea implica lograr que los gobernadores se coordinen eficientemente con sus colaboradores. En una entrevista de radio de hace tres semanas, el nuevo zar antisecuestro decía que “en términos llanos (esa coordinación) implica que no estén peleados en la entidad federativa el procurador con el secretario de seguridad pública, que el procurador tenga una relación de respeto pero muy buena con el presidente del Tribunal Superior de Justicia, que el gobernador tenga una excelente relación, y por supuesto coordinación y mando preciso para política criminal en lo que hace su secretaría de seguridad pública, su policía preventiva….”.

Si un funcionario del Gobierno Federal va a tener que ir a las entidades a ver si los señores funcionarios estatales encargados de combatir el secuestro se coordinan adecuadamente, entonces ¿para qué diantres se le paga a un gobernador?

El voluntarismo de Peña terminará por revertírsele. Claro que puede acumular poder si interviene en cada crisis, pero si no resuelve las mismas, y sobre todo, si solapa a gobernadores omisos, todo, desde las despensas que se pudren en Guerrero hasta los muertos en un plagio, serán problemas de Peña Nieto. ¿Y los gobernadores? Bien, gracias. Igualito que con Calderón.

salvador.camarena@razon.mx

Twitter: @salcamarena