EPN se da un tiro en el pie en Michoacán

EPN se da un tiro en el pie en Michoacán
Por:
  • larazon

Salvador Camarena

El abatimiento de Nazario Moreno El Chayo parece haber envalentonado al gobierno federal, que ha dado un paso sin retorno en su relación con las autodefensas de Michoacán.

Hipólito Mora ha sido acusado de asesinato. Si el líder de La Ruana tuvo que ver en la ejecución de dos personas el sábado 8 de marzo, debe por supuesto pagar por ello. Pero la autoridad no ha procedido sólo contra Hipólito, fue más allá: desmontó a su grupo, que fue obligado a desarmarse, con lo que se dejó a los pobladores de La Ruana a merced de antiguos, y eventualmente nuevos, verdugos.

Con ese actuar, el gobierno federal ha decidido poner a prueba el raquítico equilibrio que se vive ahí. La pregunta radica en si esa decisión es inteligente o suicida. Porque si las fuerzas enviadas por el Presidente Enrique Peña Nieto tenían el control de la región fue en parte porque contaban con el apoyo de las autodefensas. Que nadie se engañe con que el puro despliegue policiaco-militar basta. Eso ya fracasó varias veces ahí y en otras partes de México.

El comisionado Alfredo Castillo enarboló al llegar a Michoacán un discurso de dos ejes: tenemos que asegurar-controlar el territorio, y luego procederemos a la judicialización de los casos, en los que por supuesto no estaba exento el que se incriminara, si había pruebas de delitos, a miembros de las autodefensas.

Lo que no se entiende es que habiendo tenido tan buenos resultados en pocas semanas, justo al cumplir dos meses el comisionado cambie de estrategia.

Castillo había explicado que para los objetivos planteados se requería de una colaboración, regida por varias directrices (registro de armas, etc.), de las autodefensas. La mejor arma de los comunitarios es la información, me dijo en entrevista. Planeaban, por ejemplo, hacer puestos de revisión para que las fuerzas federales tuvieran colaboradores locales que les ayudaran a detectar los movimientos y el paradero de los templarios.

José Manuel Mireles ha expresado que ya no confían en el gobierno. Y lo ha dicho no por la detención en sí de Hipólito, sino por la manera en que ésta se hizo. El carismático doctor acusa al gobierno de parcialidad, de que a ellos les exigen casi documentos para indiciar a templarios, mientras que por lo mostrado hasta ahora a Hipólito se lo llevaron al baile a partir de puros señalamientos. El propio Castillo dijo varias veces que no podía encausar a nadie a partir de meras acusaciones.

Tan endebles serían esas acusaciones, que el procurador del gobierno de Michoacán, que es 100% de Castillo, ha tenido que sacar a relucir supuestas denuncias contra Hipólito por despojo y delitos parecidos. ¿Cuántas de esas denuncias son de 2013, de intereses afectados a los templarios? Porque todos sabemos que en Michoacán los ministerios públicos estaban a las órdenes de los criminales. Ahora resulta que a los michoacanos les dio una fiebre de denuncitis cuando eso podía costarte la vida. Encima, a pesar de esas denuncias el comisionado y hasta el secretario de Gobernación se reunían con Hipólito. ¿Entonces?

Desprestigiar a Hipólito no abona a la paz. De hecho, ni a la justicia. Además ha dinamitado la confianza de las autodefensas en el gobierno. Los golpes a los templarios, por contundentes que hayan sido, no son suficientes para pensar que ya sobran las autodefensas. El gobierno se ha dado un tiro en el pie.

salvador.camarena@razon.mx

Twitter: @salcamarena