Estrategias tramposas

Estrategias tramposas
Por:
  • larazon

- PRIMER TIEMPO: ¿Qué es lo que realmente se acabó? Después de tres años y medio de intensa propaganda para fortalecer el discurso de la guerra contra el narcotráfico, el presidente Felipe Calderón decidió que si esa guerra de policías y  militares contra criminales la iba ganando el gobierno, a decir de su narrativa, la que definitivamente habían perdido era la conquista de las mentes. Con la creciente desaprobación a su manejo de la guerra contra el narco (ya llegó al 70%), lo derrotó la percepción, ese enemigo monstruoso del que ya había advertido la amenaza, y lo enfrentó de la manera como mejor saben en el Departamento de Soluciones Prácticas de Los Pinos: borrar la palabra “guerra” del discurso, y comenzar la “lucha por la seguridad pública”. Jugueteo retórico que les dé aire. Una guerra tiene principio y fin, objetivos claros que definen la victoria, y cuenta el número de bajas de todos lados y los grados de pacificación en un país. Lucha no se rige por esos criterios y puede ser interminable. Le quita el sentido bélico a todo y como no tiene que explicar conceptualmente qué es “lucha”, como tampoco lo hizo con la “guerra”, pues asunto arreglado. Calderón no explicó si el cambio de palabra también es conceptual, pero no hace falta; nadie le hace caso. Bueno, ni siquiera su propio gobierno, que cuando presentó  en marzo de 2007 la estrategia integral para combatir al narco, prácticamente todo el gabinete, a decir por acciones y resultados, hizo como que no lo oyó. Entonces, que diga “lucha” en lugar de “guerra”, da igual. Son meras palabras, al fin y al cabo que nadie reclama y nadie tiene que rendir cuentas con nadie. ¡Viva México!... al menos, el de las instituciones.

 SEGUNDO TIEMPO: Señores periodistas, ustedes son unos malditos. Como cada semana, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, sacó una de sus perlas retóricas hace unos días. En un reclamo a los medios de comunicación, les pidió que no banalizaran el combate al narcotráfico ni los esfuerzos que está haciendo el gobierno. Muchos periodistas aún no cierran la boca del asombro. ¿Pues qué no fue el secretario de Gobernación quien dijo a los narcotraficantes de La Familia Michoacana “vengan que aquí los esperamos”? ¿No fue quien los retó a pelear como hombrecitos frente al gobierno? Bueno, ¿no fue el Presidente, su jefe, quien dijo que las víctimas inocentes eran muy poquitos? ¿O luego, cuando llamó “minoría ridícula” a los cárteles de la droga, por lo que movilizó a más de 100 mil fuerzas federales en una guerra (lucha, perdón) que lleva más de 16 mil personas muertas en 40 meses? ¿No convirtió el gobierno la cruzada contra los narcos en un ejercicio de propaganda televisiva donde mostraban sus mujeres, mansiones, vehículos, armas y dinero todo el tiempo en spots inagotables en radio y televisión? Si nos atenemos al pie de la letra de la declaración de esta semana de Gómez Mont, todas esas frivolidades y absurdos en los que cayó el gobierno con declaraciones desde los más altos niveles, no existieron jamás. La guerra, los muertos, los “daños colaterales” no existen. Fue la banalización de la cobertura de los medios la que creó la percepción e inventó, como en aquella película de Dustin Hoffman, “Wag the Dog”, un conflicto que nunca existió. De haberlo sabido, ni nos hubiéramos preocupado. Habría bastado apagar la radio y la televisión, cerrar la computadora y dejar de leer periódicos.

 TERCER TIEMPO: Derechito al Tribunal Electoral. El viernes pasado le tocó al candidato del PRI al gobierno de Aguascalientes, Carlos Lozano, a quien le sacaron un expediente de propiedades irregularmente adquiridas. El martes fue la copia de un acta de nacimiento guatemalteca del candidato del PRI al gobierno de Puebla, Javier López Zavala. El miércoles fueron las grabaciones del gobernador de Veracruz Fidel Herrera, donde decía que él se encargaría de la campaña de su delfín Javier Duarte porque no levantaba. Todos los episodios fueron desmentidos  por el PRI, pero no importa. A tres domingos de la elección para gobernador en 12 estados, hay un patrón panista en la estrategia electoral: construir el expediente mediático y de opinión pública para que los procesos electorales sean descarrilados y se vayan al Tribunal Electoral, donde el corazón de muchos magistrados es de color azul. Previamente lo hizo el PAN en Oaxaca y en Sinaloa contra candidatos del PRI, en una maravillosa campaña electoral que chapotea en lodo. Vuelan en los medios documentos apócrifos y conversaciones ilegalmente grabadas, donde la discusión central no es sobre el origen ilícito de ellos, sino de contenidos. No importa buscar la verdad, sino transmitir verosimilitud. Menos aún importa la sustancia pues lo relevante es la forma. Aquí sí, esa percepción que tanto lastimó en la guerra contra las drogas al gobierno, es utilizada para beneficiar al gobierno y al PAN. ¿Valores trastocados? Así es. Pero desde hace tiempo es el nombre del juego.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx