Estupidez compleja

Estupidez compleja
Por:
  • valev-columnista

Malena Pichot es porteña, tiene 35 años y está al aire en Netflix con un programa de standup llamado Estupidez Compleja.

En poco más de una hora, Pichot deja claras varias cosas: que domina sus expresiones faciales, tono de voz y el orden y la intención de sus palabras. Tanto el contenido como la forma son estupendos. Sin más, aborda temas controvertidos que bastarían para que estallara la guerra en cualquier mesa donde se odien las ideas feministas. La palabra feminista está maldita es amenazante y es un desastre para el rating.

Pichot le llama estupidez compleja a los “argumentos” que hacen que te duela la cabeza cuando los escuchas. Argumentos que son creencias inamovibles, morales o religiosas, sobre la interrupción del embarazo, las citas, la vida sexual, la maternidad y lo que se considera natural y propio de las mujeres. De las feministas se dice que son mujeres que necesitan que un hombre las dome y les enseñe lo que es bueno. “Como si con un falo se resolvieran todos los problemas de las mujeres (…) muchos escuchan feminista y oyen mal cogida es un fenómeno auditivo rarísimo”, se ríe Pichot.

Cuántas veces estás en una cita y crees que por haber aceptado ir, estás perdida; con tu vestido bonito, tomando unos tragos y con ganas de irte a casa pero a veces con poca valentía para decir “esta noche no”. Siempre se puede decir que no, les dice Pichot a las jóvenes en sus veintes, para que no se arrepientan después de haber vivido algo desagradable por miedo a un tipo violento incapaz de aceptar el rechazo.

De la interrupción del embarazo, Pichot habla sobre la falta de empatía por las mujeres y la circunstancia que las llevan a tomar tal decisión. Merecen más compasión los embriones que una mujer pobre, adolescente, en peligro de muerte, violada o que simplemente no está lista para ser madre.

Hombres y mujeres acusan a las feministas por sus malos modos y les aconsejan moderar el discurso. ¿Por qué habría que reclamar con educación el acoso, las agresiones y todos los tipos de violencia? Muchos se quejan del lenguaje soez de Pichot y de sus generalizaciones. ¿No es un poco raro tener que aclarar que no todos los hombres son golpeadores, ni violadores ni acosadores?

Pichot tiene una sonrisa que se convierte en una mueca de angustia o de tragedia en unos cuantos segundos. Habla de los cambios de paradigma y entiende que los hombres estén confundidos con las mujeres que no esperan caballerosidad, sino justicia e igualdad. Ser galante, caballero, a veces es “un compendio de costumbres para compensar algunas injusticias”. Si una mujer tiene una vida sexual muy activa, es una puta. Si un hombre, lo mismo, le dicen campeón. “Sería mejor describir a ambos como entusiastas”.

No existe tal cosa como el reloj biológico, pero sí el reloj cultural que hace que muchas mujeres se convenzan de que están listas para ser madres cuando no lo están.

Pichot no es para todos. Salvaje, valiente, divertida, habla sin solemnidad y con muchas groserías sobre estereotipos, juicios sociales e injusticias que muchos y muchas siguen considerando una exageración.