EUA, los jóvenes toman las calles

EUA, los jóvenes toman las calles
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Los estadounidenses desde siempre han sabido que manifestarse en las calles es una de sus grandes alternativas para protestar y, sobre todo, para hacerse ver.

La paradoja de que Donald Trump haya ganado la presidencia, es que su triunfo se ha convertido en un detonante de toma de conciencia de muchos ciudadanos, en particular los jóvenes, sobre su vida, su relación con sus gobiernos y muy en particular con su entorno.

En la calle está el inicio de la atención a los problemas. Lo sabe el propio Trump, a quien le da por menospreciar las manifestaciones que él o sus seguidores convocan. Al presidente le da incluso por comparar sus marchas y las de sus adversarios políticos.

Al día siguiente que tomó posesión presentó fotografías y videos para presuntamente demostrar que en los actos en que fue ungido como presidente, asistió mas gente que a la marcha de las mujeres. Todo estuvo truqueado, la realidad lo alcanzó.

La manifestación del sábado pasado, “Marcha por Nuestras Vidas”, en diversas ciudades de EUA, y en otros países, no necesariamente fue contra Trump, aunque algo le tocó de refilón. Más bien fue una protesta contra un sistema que permite que cualquier persona, incluso menores de edad, puedan estar armados sin reglas ni recato alguno.

EUA está en medio de una gran encrucijada. Existe una abierta división entre quienes están a favor y en contra de la venta de armas. No todo es Nueva York, Los Angeles, Chicago y Boston, ciudades en que conviven posiciones conservadoras, liberales y de avanzada.

En la “América Profunda”, la que le dio el triunfo a Trump, el conservadurismo y discriminación están tan arraigados y no hay manera de que se puedan ver opciones y forma de vida diferentes a las que han tenido y tienen.

Prueba de ello es la reacción de la Asociación Nacional del Rifle, la cual acusó a “las élites de Hollywood” de querer “destruir” el derecho a poseer y portar armas. Donald Trump hasta anoche no había declarado nada sobre las demandas de las marchas.

La encrucijada es cada vez mayor porque ahora hay un nuevo e influyente actor: los jóvenes. No va a ser nada fácil someterlos, han recibido un gran apoyo de mucha gente, además de sus familias y de sus propias escuelas.

Delaney Tarr, estudiante en Parkland, en Florida, dejó en claro cuál va a ser la posición de muchos jóvenes de EUA: “Si continúan ignorándonos entonces actuaremos en donde realmente importa… tomaremos medidas todos los días hasta que simplemente no puedan ignorarnos”.

Emma González, sobreviviente del ataque en la escuela Marjory Stoneman Douglas High School, se ha convertido por su actitud y sensibilidad en un referente del movimiento, tiene 17 años. Presentó un discurso de exactamente 6 minutos y 20 segundos, el mismo tiempo que duro el ataque en su colegio en Parkland.

Dijo que a lo largo de ese lapso “nuestros amigos nos fueron arrebatados; 15 más resultaron heridos. Absolutamente todos quedaron afectados para siempre… hay que luchar por nuestras vidas antes de que sea el trabajo de otra persona”.

El gran dilema para EUA es que ya no puede seguir dándole largas a la discusión, a la que le urgen razones más que pasiones o posiciones como la de la Asociación Nacional del Rifle y todos sus seguidores.

Muchos estudiantes y sus familias viven en vilo. No saben lo que les pueda pasar en sus escuelas, las cuales, se presume, son un lugar seguro.

Las marchas fueron un acto político y un mensaje de rabia y desesperación. Ya se vio que los jóvenes estadounidenses no van a permitir que las cosas sigan como están.

Está claro lo que quieren los jóvenes, la exigencia es contundente y de sobrevivencia que más vale atender; la confrontación está a la vuelta.

RESQUICIOS.

¿Qué se tiene que hacer? ¿Discutir la viabilidad del proyecto del aeropuerto porque un candidato lo quiere, o exigir por principio transparencia y sistemática rendición de cuentas de una obra necesaria y ya echada a andar?