Eurofilia: la nueva enfermedad de la economía mundial

Eurofilia: la nueva enfermedad de la economía mundial
Por:
  • larazon

La zona económica Euro fue un hito en la configuración política mundial; desde entonces los miembros de la comunidad europea han visto pasar varios años de bonanza económica, de consolidación política y el establecimiento de cierta unidad que lo mismo habían deseado Carlo Magno que Napoleón. La soberanía se respaldaba con la fuerza de una moneda que soberbiamente miraba hacia abajo al dólar.

Pero más allá de la visión idílica —eurofílica— de los términos de convivencia de la comunidad, hoy la zona enfrenta dos flancos de debilidad económica; por un lado, la complicada situación fiscal de Grecia —que hace palidecer la importancia de la quiebra de Lehman Brothers— y, por otro, el escarpado escenario laboral español, que tiene a más del 21% de sus ciudadanos en paro y a un ministro del trabajo —Celestino Corbacho— sin más opciones que ofrecer.

La Unión Europea estableció la unidad de moneda y no consideró las condiciones locales que afectan a las economías dentro de una misma zona: los términos fiscales, las variables salariales y los déficits comerciales, entre otros. Parece un error de novato pero ocurrió: se establecieron reglas comunes a países con ciclos económicos dispares y con trayectorias políticas distintas.

Grecia tiene una larga trayectoria maquillando sus números; en el 2000 innovó para lograr acceder a la moneda única; los últimos años lo hizo ayudada por la mano invisible —que no tanto— del villano de nuestros días —Wall Street—; la cuna de la civilización occidental se encuentra a la deriva, pues ha perdido todo: la credibilidad, el crédito y —en caso de rescate— un gran trozo de soberanía.

Grecia y España son la causa del insomnio de los mercados, de los analistas y, especialmente, de los ciudadanos comunes, quienes presienten la llegada de una nueva crisis mundial. Así, la disociación fiscal y la laboral han mostrado la verdadera imagen de la añeja Europa: con la piel enjuta y en franca necesidad de botox.

Cuando platico con mis amigos economistas sobre la democracia, el estado de bienestar y las condiciones del poder coincidimos en que Europa tiene un porvenir político y económico difícil: el envejecimiento de la población, la diversidad de regímenes, la migración. Los países europeos son muy distintos entre sí: no es lo mismo Noruega que Bulgaria.

La Unión Europea no es un imperio y los mercados han crecido en complejidad. Así, es inminente una reestructuración legal, fiscal, laboral al unísono de los compases económicas.

politicaltriage.razon@gmail.com

agp