Falla encubrimiento en bar

Falla encubrimiento en bar
Por:
  • larazon

Las cinco horas que tardaron en dejar pasar a los peritos de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal al Bar Bar fueron utilizadas por los empleados para borrar todas las pistas de la agresión a Salvador Cabañas.

Los trabajadores limpiaron la sangre del baño y alteraron la escena del atentado por instrucciones de sus jefes, pero algo falló.

Creyeron que todo se había hecho bien y que la policía no encontraría mayores elementos de investigación que las declaraciones del personal, pero nadie se acordó de las cámaras de circuito cerrado del lugar.

Ese detalle no pasó desapercibido para el subprocurador Luis Genaro Vázquez, quien pidió que lo llevaran a la cabina para ver los videos y ahí fue donde se encontró con la joyita de que los agresores estaban filmados.

A nadie de la empresa se le ocurrió revisar la consola o desaparecer el CPU de la computadora para evitar que las imágenes del atentado cayeran en manos de la policía.

Ahora todo mundo sabe que los agresores actuaron con toda impunidad y que recibieron todas las facilidades para huir del lugar antes de que llegaran las autoridades.

Quienes conocen al dueño oficial, Simón Charaf, dicen que es un empresario que cuida mucho su negocio y que, ante cualquier eventualidad, no tarda más de una hora en aparecer en el lugar.

Pero esta vez tardó casi cinco y nadie se explica por qué. El que ha llevado la voz cantante es su hermano Ramón, quien se ostenta como apoderado legal, aunque en Álvaro Obregón todo mundo comenta que es el verdadero dueño.

Cuentan que Simón está muy espantado, a pesar de que le han dicho que él no tiene problema, que los que pudieran estar involucrados son quienes estaban como responsables del lugar ese día.

Lo más grave del atentado contra Cabañas es que, como siempre ocurre, el caso ya se politizó y ha sido tomado como bandera tanto por partidos políticos como autoridades para atacarse.

El GDF incluso aprovechó los hechos para posesionar la reciente creación del Instituto Verificador, que verá todo lo relativo a la expedición de licencias mercantiles y que dependerá del gobierno central.

Nadie se ha preocupado por hacer un real control de daños y parece que hay la indicación de que, si se pone más grave la cosa, el sacrificado sea el delegado Eduardo Santillán, que aunque no es del todo culpable ha sido muy torpe en el manejo del tema.

 CENTAVITOS... Tal parece que por fin hoy sí se pondrán de acuerdo PAN y PRI en la Asamblea Legislativa para subir un punto de acuerdo y llamar a comparecer a Lalo Santillán, además de exigir una verificación a los antros de toda la Álvaro Obregón, situación que podría arrojar varias sorpresas con respecto al nombre de los dueños de algunos lugares.

jadrian02@yahoo.es