Faltan 30

Faltan 30
Por:
  • larazon

Mauricio I. Ibarra

Desde fines del siglo XX, el matrimonio entre personas del mismo sexo se convirtió en parte de las llamadas guerras culturales estadounidenses. El debate en nuestro país no ha alcanzado los extremos de polarización de nuestro vecino. No obstante, su legalización ha permitido que diferentes grupos sociales expresen sus posiciones respecto del papel que desempeñan los homosexuales en el México contemporáneo.

El camino hacia la legalización de las uniones entre personas del mismo sexo comenzó en el ámbito local. En 2007, los poderes legislativos de dos entidades federativas reconocieron dichas uniones. En enero, con votos favorables del PRI y PT, el Congreso de Coahuila reformó el Código Civil para establecer la existencia del Pacto Civil de Solidaridad. En marzo, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aprobó la Ley de Sociedad de Convivencia. En ambos casos los legisladores del PAN votaron en contra de la legalización. Tanto los Pactos de Solidaridad como las Sociedades de Convivencia regulan las uniones de personas de diferente o del mismo sexo, mayores de edad y con capacidad jurídica plena, para organizar su vida en común, con efectos menores a los del matrimonio.

En diciembre de 2009, la ALDF aprobó una reforma al Código Civil que permitió y reconoció el matrimonio entre personas del mismo sexo así como la posibilidad de que éstas pudieran adoptar menores. En enero de 2010 el gobierno federal panista interpuso una acción de inconstitucionalidad al estimar que la aprobación del matrimonio homosexual en la capital del país contravenía diversos artículos de la Constitución. En agosto de ese año, por mayoría de nueve de sus 11 ministros, la Suprema Corte reconoció la validez constitucional de los artículos impugnados del Código Civil del Distrito Federal. Gracias a la resolución del máximo tribunal, fue respondida positivamente la exigencia de igualdad ante la ley reivindicada por una minoría que estimaba que una sociedad igualitaria debe abarcar a todos sus integrantes, más allá de las diferencias.

Desde hace unos días, la lista de entidades federativas donde el matrimonio homosexual es legal se amplió, pues el 1° de septiembre el Congreso de Coahuila aprobó por una abrumadora mayoría una reforma a los Códigos Civil y Procesal Civil que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo. Al momento de someter la reforma al voto de los legisladores, 19 diputados del PRI, PAN, PANAL y PVEM se manifestaron favorablemente, en contra del voto de un diputado del partido Unidad Democrática de Coahuila. Por vez primera, legisladores panistas estuvieron de acuerdo en que las parejas homosexuales deben tener los mismos derechos que las heterosexuales. Parecería que nuestra sociedad está cada vez más consciente que penalizar a las personas por ser lo que son es profundamente violatorio a la igualdad. Ojalá que los Congresos de las otras 30 entidades federativas repliquen el ejemplo del Distrito Federal y de Coahuila, donde se considera que la igualdad no pasa por la homogenización del comportamiento, sino por el reconocimiento de la diferencia.