“Gustav Mahler: La Zozobra de la Muerte”

“Gustav Mahler: La Zozobra de la Muerte”
Por:
  • yolanda_pica

Jihlava, ciudad checa, 1864, Gustav (4) sale corriendo atrás de una banda militar tocando su pequeño acordeón, los vecinos hacen mofa pues el niño va medio desnudo, lo rescatan para regresarlo a casa. Es un pequeño obsesionado con la música, unos meses antes en la primera visita a la sinagoga a la que pertenece su familia se escapa y se pone a dirigir el coro cambiando las canciones.

Hijo de una familia disfuncional, su padre, comerciante es agresivo y violador de las empleadas domésticas. Su madre sumisa y depresiva.

A los pocos meses del nacimiento de Gustav falleció el primogénito en un accidente, de los 12 hijos que tuvieron 6 murieron en la infancia.

Un día, a causa de los cotidianos pleitos, Mahler escapó de la casa y encontró a un organillero, escuchando la música descubrió una forma de enfrentar el dolor y en sus obras incluiría instrumentos originales que le hacían recordar ese momento.

Le regalaron un piano y desde los 6 años daba conciertos. Sufrió tristeza en la infancia que se manifestaba con enuresis pues su madre con cada niño que moría caía en estados depresivos en los que se quedaba en cama con migraña y Mahler se hincaba a su lado para rezar por su mejoría; desde entonces fueron muy cercanos. Su peor momento fue a los 15 años cuando su hermano favorito Ernst (13) enfermó del corazón y él estuvo a su lado leyéndole cuentos hasta que falleció.

Se graduó en el Conservatorio de la Universidad de Viena y a los 20 años compone su primera sinfonía y empieza a trabajar como director de orquesta. A pesar de sus grandes éxitos era sumamente ansioso y depresivo, se mordía las mejillas por dentro hasta sangrarse y los dedos también.

Cuando tenía 35 años su hermano Otto que se dedicaba a la música se suicidó. Un nuevo cuadro depresivo que enfrentó como lo hacía desde su infancia, con aislamiento y nuevas composiciones.

Mahler padeció el complejo de la muerte, en sus sinfonías acude a fantasmas y espectros. Para Leonard Bernstein, experto en Mahler el

genio fue capaz de comprender la paradoja humana: saber que nos vamos a morir y pese a eso nuestro deseo de trascender y construir.

Yo considero que Mahler sufrió de depresión crónica desde niño, los duelos que enfrentaba no se detenían pues venía una nueva pérdida. Tuvo una identificación temprana con la depresión de su madre y fue gracias a que era un genio lograba sobrevivir a su tristeza pues ante cada nueva pérdida realizaba una creación.

Lo recomendable cuando se presentan situaciones así es recibir tratamiento desde etapas tempranas que consiste en psicoterapia y medicamentos antidepresivos, en su época era poco usual y su terapia fue la música.

A los 40 años se casó con una mujer 20 años menor, Alma Schindler, hermosa compositora con la que tuvo dos hijas. En 1901 ayudó a su amigo el poeta Friedrich Rukert a musicalizar una colección de Poemas llamado “Las Canciones de los Niños Muertos” (1904), como un intento de resolver su duelo por la pérdida de sus 6 hermanos. Tres años después su hija mayor Putzy (5) muere por difteria y Alma, su esposa lo culpa de haber “atraído a la muerte”. En el peor estado de tristeza buscó tratamiento por primera vez y fue atendido por Sigmund Freud el 26 de agosto de 1910 en una sesión de 4 horas que le ayudó a entenderse y perdonarse. Fue demasiado tarde, él ya había sido diagnosticado con un problema serio de corazón y una infidelidad de Alma lo llevó a su constante refugio: la música componiendo la 10ª. Sinfonía que dejó inconclusa.

Murió el 18 de mayo de 1911, descansa en el cementerio de Grinzing en Viena.

En sus palabras: “Soy apátrida por triplicado: nativo de Bohemia en Austria, austriaco entre los alemanes y judío en todo el mundo. Siempre un intruso, nunca bienvenido”.

Email: ypr2004_5@hotmail.com

Twitter: @YolandaPica