Hasta siempre, John McCain

Hasta siempre, John McCain
Por:
  • montserrats-columnista

John McCain, líder moral del partido conservador, murió a los 81 años de edad víctima de cáncer. Con él, muere la voz de la conciencia de un partido que ha hecho gala de cobardía ante los excesos del presidente Trump. McCain era un hombre duro, con ideas claras con las que uno podía no estar de acuerdo. Sin embargo, incluso para sus detractores ideológicos, el senador era reconocido por su patriotismo y por buscar el bien común por sobre los intereses propios y particulares.

Un héroe de guerra que no dudó en reconocer los errores de la guerra contra Irak y que, durante la campaña, denunció —junto con la mayoría de las voces importantes de su partido— la forma de hacer política de Trump, insultando y dividiendo a la población.

Pero McCain no era como los otros, él no agachó la cabeza ante el poder del Presidente una vez investido. A diferencia de personajes como Paul Ryan

—que prefirió retirarse de la política a ponerse de pie y denunciar los horrores de la administración Trump— John McCain hizo gala de patriotismo y buscó hasta el último día consensos en el Senado y le hizo frente a un mandatario que ha acuchillado y destazado el entramado social en un país cada día más dividido y violento.

Sobre sus hombros caen errores como el haber escogido como compañera en su campaña presidencial a Palin, ultraconservadora cuyo ascenso es el precedente del despertar de los sentimientos radicales de la ultraderecha estadounidense.

Sin embargo, el senador siempre fue fiel a sus convicciones sin perder la elegancia, como cuando él mismo defendió a su adversario Obama de los ataques racistas que surgieron durante la contienda electoral. En los últimos años, denunció que su partido justo tomara ese camino de ambición, calumnia y desvergüenza.

McCain quería ser recordado por servir a su país con honor; sus conocidos destacan esto de él. Los expresidentes Bush y Obama, ambos contrincantes de McCain en sus intentos por alcanzar la presidencia, han ahondado en varias ocasiones en la decencia con la que el senador afrontaba los enfrentamientos políticos.

Para él, las discrepancias eran ideológicas y la altura del contrincante engrandecía la contienda. El senador pidió, explícitamente, que aquellos que lo vencieron fueran los encargados de hablar en sus funerales.

La democracia es frágil y está necesitada de políticos que peleen con fiereza por sus ideales, pierdan o ganen con gracia y concilien pensando en el bien común. McCain —militar feroz y defensor de las armas— destacó por su pensamiento independiente y por su coherencia moral.

Se va en un momento en el que su voz es necesaria. Esperemos que su legado viva en nuevos políticos que redirijan la brújula moral del partido republicano.