Historias Engarzadas...¡Gracias!

Historias Engarzadas...¡Gracias!
Por:
  • larazon

Mónica Garza

Hace alrededor de dos semanas mientras estaba al aire transmitiendo el programa Hola México, recibí en mi celular un mensaje de texto de la secretaria de Pati Chapoy que decía: “Mony, la señora te pide que si subes a su oficina cuando termines el programa”.

¡Ups! ¿Qué hice?... ¿Qué dije?... ¿Quién se quejó?... ¡pensé!... Pero luego recordé una lección que en un momento de gran adversidad mi padre me enseñó: “el rey no llama para dar malas noticias...”

Subí a la oficina de la Chapoy que me esperaba con una media sonrisa y con el saludo apurado —como para no hacer más larga la agonía— me soltó un “Garza, se termina el programa”...

¿Cuál programa? Hubiera tenido que ser la pregunta lógica, puesto que en esa oficina se producen muchos programas. Pero estaba claro que era el mío, se terminaba Historias Engarzadas.

Debo confesar que tuve todo tipo de sentimientos, pero el de sorpresa es el único que no tuve, porque estaba sucediendo lo que ya tenía que suceder.

Historias Engarzadas comenzó un 24 de abril de 2004 con un equipo de apenas 12 personas. El principio lo recuerdo como un caos total. Cada programa implicaba un montón de locaciones y entrevistas, y eso de “engarzar” las historias significaba un trabajo de edición como de filigrana.

A Ximena Wilkins —jefa de información— y a mí, al principio nos daban las dos y tres de la mañana en las islas de edición de TV Azteca con la obsesión de no dejar cabos sueltos en las historias, como una neurótica enfermedad. De hecho, un tiempo existió el mito de que aquél que trabajara en Historias Engarzadas invariablemente acabaría en terapia... Y sí, ¡no era un mito!

Yo creo que el primer año —de tanto estrés— en algún momento todos quisimos renunciar. Pero un día llegó a la oficina de Iyari González —la productora del programa— un sobre con un sello de la UNAM que contenía una carta que anunciaba que le sería entregado al programa el premio Generación que otorga la comunidad de la máxima casa de estudios a lo mejor de la programación de los medios de comunicación. Lo cual ocurrió en 2006.

Todavía me acuerdo y me vuelvo a emocionar, porque no sólo fue una caricia al ego de todos los que trabajábamos ahí. Era el gran empujón, y sólo el principio de un montón de experiencias, reconocimientos y de muchas de las historias que estábamos por contar en la televisión y en nuestras propias vidas.

¡¿Cuántas cosas pueden pasar en 10 años?!... Matrimonios, divorcios, fallecimientos, nacimientos, dos sexenios presidenciales, tres Mundiales de Futbol, dos Juegos Olímpicos y muchos de sus protagonistas pasaron por Historias Engarzadas. Fueron 400 entrevistas, tres mil 250 testimoniales, 36 mil 300 horas de grabación sólo de entrevistas centrales.

De la oficina de Ernesto Hernández Villegas —el jefe de relaciones públicas— salían todos los días buenas y malas noticias: “sí aceptó” o “no aceptó”. Pocas veces aceptamos el “No” y en muchos casos insistimos los años que fueran necesarios hasta conseguir poner la historia en la pantalla.

“¡Es usted muy necia!... Pero la necedad es una virtud en un reportero”, me dijo un día don Jacobo Zabludovsky en una entrevista.

Para Historias Engarzadas no hubo fronteras lejanas que impidieran completar una biografía. Viajamos a Alemania, Francia, Suiza, Holanda, España, Argentina, Venezuela, Estados Unidos, Inglaterra, Puerto Rico, Cuba, Chile, Colombia, Guatemala y, por supuesto, recorrimos de cabo a rabo la república mexicana.

Actores, deportistas, cantantes, periodistas, pintores, escritores, políticos, bailarines, compositores, activistas, para cada sector de la sociedad hubo un representante en Historias Engarzadas, cuyas anécdotas nos igualaron solidarios como seres humanos y nos acercaron a través de la pantalla chica.

A TV Azteca le agradezco tanto estos 10 años de experiencias y espacio generoso para trabajar y expresar. A Pati Chapoy le agradezco en primerísimo lugar la oportunidad, la confianza, la solidaridad y sus invaluables consejos.

Y a todo el equipo de Historias Engarzadas le doy gracias infinitas por su pasión, su entrega, por sus lecciones y por tantas inolvidables carcajadas.

Y a usted que está leyendo, y que seguramente alguna vez nos acompañó un sábado por la noche en esta aventura que hoy se pone en pausa, GRACIAS.
Las historias siempre

continuarán ...

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag