INE 2.0

INE 2.0
Por:
  • larazon

Horacio Vives Segl

El 4 de abril de 2014 es una fecha que ingresó a la historia de las instituciones electorales del país. Finalmente, tras un largo proceso de poco más de seis meses y una reforma constitucional de por medio, quedó integrado el órgano superior de dirección de la máxima autoridad administrativa electoral del país. Los miembros del Consejo General del flamante Instituto Nacional Electoral (INE) rindieron la protesta de ley y, tras 23 años de un extraordinario desempeño como institución, fue colgado el epitafio del IFE.

 Integración. La reforma electoral por la que se creó el INE fue muy polémica. En general, comparto muchos de sus contenidos y he sido un defensor de ella (a contracorriente del impulso mayoritario de la comentología reciente). Celebro que al momento de integrar al Consejo General, se haya logrado un acuerdo mayoritario entre los partidos políticos para la selección de los consejeros electorales, en función de las alternativas que les propuso el comité de especialistas que se encargó de la elaboración de las quintetas respectivas. Respeto —aunque no comparto— las opiniones de quienes afirman que al INE tendrían que llegar ciudadanos “químicamente puros” que no hayan tenido vínculo alguno con los partidos políticos. Además de que creo que esos ciudadanos no existen (la ciudadanía implica al menos votar por alguna preferencia partidaria), me parece que es más adecuado encontrar perfiles de personas que conozcan a los partidos y a sus dirigentes, que sepan lidiar con ellos para eventualmente atemperar conflictos o, de ser el caso, tomar decisiones y proponer sanciones que les afecten: ni más ni menos que lo que tiene que hacer cualquier árbitro en su ámbito de competencia. De ahí la virtud de un cuerpo colegiado: que se encuentren los balances entre los reguladores, para generar confianza en los regulados… al menos en el arranque de la gestión, en función de sus trayectorias personales. La confianza en el desempeño vendrá con su actuación posterior.

 Experiencia probada. Por eso me parece buena —muy buena, inclusive— la combinación de perfiles que seleccionó la Cámara de Diputados para integrar al Consejo General del INE. Quedó Lorenzo Córdova en la Presidencia, cuyo prestigio profesional y desempeño en el IFE hablan por sí mismos; adicionalmente, la inclusión de anteriores consejeros electorales del IFE, como Arturo Sánchez, Benito Nacif y Marco Baños permite que el Consejo General cuente con integrantes que entienden muy bien la dinámica colegiada de la toma de decisiones del órgano superior de dirección, que también se ve fortalecido con la inclusión de nuevas visiones, de expertos en la materia, como Ciro Murayama.

 Regla de decisión. Otro de los comentarios que se ha repetido es que el nombramiento no contó con la unanimidad de los diputados (por ende, de los partidos), como sí sucedió con aquel célebre Consejo General del IFE presidido por José Woldenberg e integrado por Alonso Lujambio, Jacqueline Peschard y Mauricio Merino, entre otros. Pero una vez más: la regla básica de funcionamiento en la democracia es la mayoría. En algunos casos, para decisiones muy especiales, se exige una mayoría calificada. En este caso, la Constitución impone un exigente 66%. Si bien la elección de consejeros es una decisión crucial y hubiera sido deseable la unanimidad, la mayoría que exige la Constitución fue ampliamente rebasada: un 90% es un extraordinario y suficiente voto de confianza y legitimidad para el flamante Consejo

General.

 Agenda inicial. Lo más relevante: precisar cuál es la verdadera dimensión de las facultades del INE en elecciones locales, considerando las nuevas atribuciones que tiene. Lo que todo mundo espera para salir de esa suerte de “limbo institucional” que se vive en estos días, es la aprobación de la nueva legislación secundaria que, se supone, tendría que estar lista antes del 30 de abril.

 Lamentable. A mi juicio, que no permaneciera María Marván. Una pena que no se haya considerado la capacidad y la experiencia probada de la ex consejera. Y me refiero a su valía como persona y como funcionaria, más allá del coro de los argumentos políticamente correctos “pro género” sobre esa desafortunada decisión.

 Apunte final. Reconozco personalmente que el comité evaluatorio hizo una extraordinaria labor y agradezco haber sido tomado en consideración en la integración de las quintetas finales. El resultado debe ser respetado por todos y expreso mi renovado entusiasmo por trabajar, desde el lugar que corresponda, al fortalecimiento de la democracia mexicana y de sus instituciones.

hvives@itam.mx

Twitter: @HVivesSegl