Infaustos (desgraciados, infelices)

Infaustos (desgraciados, infelices)
Por:
  • larazon

Carlos Urdiales

Fausto Vallejo es un ejemplo de apetito de poder personal y partidista que va más allá de la supervivencia y la dignidad. De hasta donde, satisfacer esa necesidad, descompone y contamina el contexto político y personal. Se aferró más al poder que a la vida.

Cualquiera que haya sido el diagnóstico médico inicial para Fausto Vallejo, seguro que consideraría altamente contraproducente los intensos ritmos de trabajo y elevados niveles de tensión que implica ser cabeza de un gobierno.

Después del trasplante de hígado de hace un año, los doctores le recomendaron reposo y tranquilidad. Volvió al poder como kamikaze, no como héroe.

Fausto Vallejo supo desde el inicio que debía irse. Pero la renuncia temprana en su periodo extraordinario de gobierno (3 años y 7 meses), habría tenido graves repercusiones.

Más allá de la cruel ironía protagonizada por el cuatro veces alcalde de Morelia, que logró derrotar la hegemonía perredista para luego irse por motivos de salud; prevaleció el pragmatismo partidista. Si Vallejo se iba, tendría que convocarse a nuevas elecciones y ahí, el PRI no tenía con qué, además el ajuste al calendario electoral local se habría desconfigurado.

Fausto Vallejo no se fue cuando debía, ni cuando pudo tras cumplir dos años de gobierno. Se va cuando ya no puede ni con la salud ni con la sombra de Servando Gómez, La Tuta, alcanzando con sus tentáculos a sus colaboradores de confianza y hasta a su propia familia.

La destitución de Fausto Alzati de la Dirección General de Televisión Educativa debería prender alertas al interior del Gobierno federal. La lisonja y la adulación como vocación. La censura y el autoritarismo como herramienta. Concebir el poder como patrimonio de clase y grupo y no como obligación de transparencia y rectitud.

A Fausto Alzati lo echan de nuevo por la puerta trasera. Veremos cuándo y cómo regresa gracias a esa inagotable capacidad de caer parado, de supervivencia por misteriosas razones o servicios a una clase política que subsiste en la sombra gozando de cabal salud.

Los medios de comunicación públicos (del Estado) no pueden manejarse con criterios de servicio y protección al organigrama del gobierno en turno. La Televisión Educativa es el segundo medio estatal con mayor presupuesto (330 mdp), sólo por debajo del Canal Once, del IPN, que tiene 640 mdp y por encima del IMER, Radio Educación, Canal 22 y OPMA.

La renuncia por motivos de salud del gobernador de Michoacán tiene varias lecturas y una conclusión. La mentira es moneda corriente entre la clase política nacional acostumbrada a ser la primera en burlarse de la ley.

La nueva destitución de Fausto Alzati justifica y actualiza la desconfianza en una clase política que habla y funciona todavía en la lógica del servilismo como impulso y reflejo para perdurar y avanzar. Vaya par de exhibiciones nos regalan los infaustos Faustos.

urdiales@prodigy.net.mx

Twitter: @CarlosUrdiales