¿Inflexibles con la inflación?

¿Inflexibles con la inflación?
Por:
  • larazon

No nos dejemos llevar por la emoción. La inflación en la primera mitad de marzo alcanzó un nivel anual ligeramente inferior a 3.1%. Con esto, rozó el objetivo permanente de inflación del banco central local de 3%. No obstante, este nivel probablemente será el más cercano al cumplimiento en el que se encuentre la inflación general en 2011 y 2012. En este contexto, ¿tenemos realmente que rasgarnos las vestiduras por esta perspectiva?

De manera continua, el banco central nos recuerda que el objetivo de inflación de 3% es permanente. Es decir, el propósito es llevar al cambio anual en el nivel general de precios a dicho nivel y que se quede ahí fluctuando dentro de un intervalo de variabilidad de entre 2 y 4 por ciento.

En la realidad, desde que 3% es el objetivo, sólo se ha cumplido en un par de meses y la inflación ha venido fluctuando alrededor de una media relativamente constante, pero superior a 4 por ciento.

Sin duda, este debe ser un tema central a la hora de evaluar la credibilidad de nuestra autoridad central. Si no se puede cumplir con el 3% hay por lo menos tres alternativas de acción: 1) elevar la tasa de interés de referencia a un nivel congruente con el cumplimiento del objetivo; 2) ajustar al alza la meta de inflación, o 3) continuar manejando el rango de variabilidad de 2-4% como un rango de indiferencia para el Banco de México.

 En el primer caso, elevar la tasa de interés de referencia sería la opción de libro de texto. A través de esta medida contribuiría a desincentivar el consumo y la inversión y así se limitarían las presiones inflacionarias. El costo de esta medida sería claro: el sostener niveles tasas de interés superior en promedio a lo que ha sido el caso en las últimos años significaría el sacrificar puntos de crecimiento económico.

 Segundo, el ajustar al alza la meta de inflación parecería de principio una solución de bajo costo. Implicaría, por ejemplo, el elevar la meta de 3% a 4% (o hasta un nivel superior). De hecho, no hace mucho esta era una sugerencia que llegó a salir del propio Fondo Monetario Internacional, bajo el supuesto de que así las economías alrededor del mundo tendrían más espacio para relajar las condiciones monetarias en periodos recesivos. Sin embargo, si tomamos en cuenta que desde que 3% es el objetivo en México, las expectativas de inflación de las encuestas han sido superiores al 3.5%, nada nos garantiza que al elevar la meta a 4% las expectativas no se ajusten a 4.5% o a un nivel mayor y esto sólo se convierta en un “rat race”.

 Tercero, otra alternativa sería el continuar con el status quo y que el banco central continúe en la realidad manejando el intervalo de variabilidad de 2-4% como un intervalo de indiferencia. Después de todo, a los que nos han tocado más de una crisis económica en México con tasas de inflación superiores al 50%, la diferencia entre 3% y 4% sería quizás exagerada.

En el pasado reciente el banco central ha mencionado que la falta de convergencia podría deberse a que dada la alta concentración de mercado a nivel local, donde la presencia de monopolios y duopolios harían de la inflación una variable inflexible a la baja (sobre todo en niveles cercanos al 3%). Valdría en este punto ser abogados del diablo y preguntarnos si los inflexibles somos nosotros al exigir un nivel de inflación de largo plazo que no es congruente con la estructura económica local. El debate sigue vigente.

jvirgenroj@banamex.com