Kate en el día después

Kate en el día después
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Kate del Castillo debe saber que el hecho de que hasta ahora sólo la hayan llamado a declarar como testigo no evita que le pueda venir una avalancha de señalamientos y acusaciones. Las autoridades mexicanas y de Estados Unidos trabajan el caso y en cualquier momento pueden cambiar los escenarios para la actriz.

Lo que hace Kate del Castillo, en su ronda de medios, es tratar de ganar batallas ante la opinión pública, y quizá también ganar tiempo y cubrir lo más que pueda su imagen para cuando venga lo que parece inevitable, la maquinaria de la justicia, y con ello todo tipo de acusaciones y señalamientos en su contra.

Hasta ahora existen pocas pistas en los artículos y las entrevistas que han concedido tanto Sean Penn como la actriz. El trato que otorgaron a Joaquín Guzmán Loera en sus conversaciones y en sus trabajos ha terminado por rondar entre lo apologético, la admiración y lo comedido.

Esto no ha ayudado a explicar el porqué de todo lo que hicieron para poder entrevistarse con El Chapo. No se ve en el radar ni de Kate del Castillo ni de Sean Penn que fueran conscientes de que estuvieran ante un personaje identificado por diversos gobiernos, particularmente los de México y EU, como un delincuente de alta peligrosidad, acusado de narcotraficante y de haber mandado matar a mucha gente, además de haberse fugado en dos ocasiones de cárceles mexicanas, sin pasar por alto que para ello contó con la complicidad de las autoridades.

La visión que ofrecen de Guzmán Loera es la de un hombre que pareciera que no tiene que ver con todo lo que se ha dicho, explicado y argumentado sobre él. Se entiende que se metieron en una empresa compleja, pero también debieron tener claro que si lo que estaban haciendo era inédito y excepcional y que estaban ante el hombre buscado, sin exagerar, por todo el mundo. Su actuación, para hablar en términos de su profesión, debió ser otra.

En la medida en que pasan los días el asunto se ha complicado aún más. Si alguien se está haciendo a un lado, bajo una actitud poco profesional y poco solidaria, es Sean Penn. El histrión se ha dedicado estos días a lanzar argumentos contra Kate del Castillo siendo que, por lo que se sabe, la actriz fue clave para que se reunieran con El Chapo bajo la idea de construir un singular proyecto.

El problema para Kate es que pareciera que apenas se dio cuenta del tamaño del asunto en que está metida. Sus reacciones en los primeros días tuvieron dosis de prepotencia e incluso de soberbia. Perdió de vista que en un asunto de esta naturaleza todo cuenta, y más si se considera que de por medio están también dos gobiernos que presumían toda una estrategia para detener al capo.

Su actitud echó a andar enojos y deseos de venganza entre algunos que se sintieron humillados y pasados por alto. En su texto en Proceso reconoce que se le fue la respiración cuando escuchó a la procuradora mencionar que unos actores se reunieron con el capo para, presumiblemente, discutir la posibilidad de producir una película sobre la vida de éste.

La verdadera tormenta para Kate del Castillo debe estar por llegar. No somos de la idea de que haya cometido delito alguno, lo que importa es lo que ha provocado. La traen en la mira sin obstar lo que haya hecho, no midió las consecuencias y no pensó en el día después.

 RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:

La propuesta de leyes para la instrumentación del Sistema Nacional Anticorrupción está anclada sólo en el derecho administrativo, es una ampliación modesta de lo que tenemos. A este paso el gobierno va a cerrar el sexenio en este tema haciéndose ojo de hormiga. En el gobierno y en el PRI-PVEM no han considerado que la labor de la academia en la lucha contra la corrupción es de buena fe. El 3 de 3 debe estar en el proyecto final, se consiguieron más de 120 mil firmas y ahora debe ser analizado por el Senado: Mauricio Merino, académico del CIDE.