La autocrítica en los medios

La autocrítica en los medios
Por:
  • raudel_avila

Hace muchísimos años, tantos que me ruboriza reconocerlos, conocí a Javier Pradera en una fiesta de aniversario del Fondo de Cultura Económica. Me le acerqué con timidez. “Maestro”, le dije: “usted creó la colección de libros de bolsillo de editorial Alianza y el diario El País. Esas publicaciones han sido fundamentales para mi formación intelectual. Le debo mucho y quiero darle las gracias personalmente. ¿Me permite una fotografía?”

Pradera respondió airado “qué va jovenzuelo, no sea ridículo. Venimos a festejar al Fondo de Cultura Económica. Esa editorial del gobierno mexicano sí que fue fundamental en la formación de una generación de españoles aplastada por la censura del franquismo. Nos puso en contacto con lo más selecto del mundo intelectual. Usted como mexicano no me debe nada.

¿Quiere hacerme un favor? Lea siempre con voracidad. Su generación es analfabeta. Se lo demuestro, dígame cómo se llama el árbol afuera del salón”. Me quedé estupefacto. “Ya lo ve”, me reprochó “hasta un campesino sin escuela sabe cómo se llama ese árbol. Usted no puede distinguir entre un oyamel, un roble o un encino. ¿Qué le espera al mundo con ustedes?” Añadió irritadísimo “el espíritu que nos impulsó a fundar El País fue la autocrítica. Recuérdelo.

En la tradición de habla hispana ni los políticos ni los escritores reconocen sus errores, aunque todos estén embarrados de corrupción. Hay que educar en esa costumbre a nuestras elites.” Me quedé sin foto con el maestro.

En 2014 cumplieron 100 años de existencia dos de las revistas liberales más importantes del mundo: New Statesman y New Republic. Ambas publicaron sendas ediciones especiales con los mejores textos de su archivo y homenajes de políticos que se formaron leyéndolas. Agregaron una sección donde exponían sus errores de cobertura, equivocaciones y mentiras que aparecieron en sus páginas a lo largo de un exitoso centenario de vida. Las dos revistas pedían disculpas al lector por haber presentado, alguna vez, información dudosa.

Hace una semana, el diario El País, orgullo del periodismo madrileño, cumplió 40 años. Leí desconcertado su edición de aniversario. Todos los textos son autorreferenciales y elogiosos. No hay una sola autocrítica, ni errores, nada. Se autoproclaman los héroes de la democracia española, esa misma que no puede formar gobierno. El País es, a su juicio, un modelo inmejorable que no necesita corregirse. Nunca presentó datos sin comprobar, nunca desorientó al lector o se asoció con un político por intereses de negocio. Ni siquiera una fe de erratas. “El espíritu que nos impulsó a fundar El País fue la autocrítica. Recuérdelo… Hay que educar en esa costumbre a nuestras elites.” Javier Pradera (1934-2011).

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Twitter:@avila_raudel