La caja de la resonancia

La caja de la resonancia
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Los hechos del 7 de septiembre provocaron todo tipo de reacciones en las comunidades universitarias. Son acontecimientos que no pueden pasar de largo; a lo que se suma el momento político que estamos viviendo.

La UNAM es la  caja de resonancia; atrapa la atención en particular entre las universidades públicas. No es casual que en muchas de ellas se hayan puesto, estos días en la mesa, elementos similares a los de la agenda de los estudiantes del CCH Azcapotzalco.

Lo que pasó, de la mano de la reacción estudiantil, ha generado una toma de conciencia en muchas universidades. Pudiéramos estar ante un detonador que teníamos tiempo de no ver.

En la historia reciente hemos tenido varios movimientos estudiantiles. La UNAM ha llegado a estar cerrada a lo largo de meses, lo que ha provocado la renuncia, entre otras cosas, de rectores.

No ha sido la única institución pública que ha pasado por paros y huelgas. El IPN, otro de nuestros referentes, estuvo en paro a lo largo de varios meses. El conflicto pasó a otro nivel cuando se llegó al acuerdo de constituir un congreso. Hasta ahora no se ha podido concretar del todo, por  diversas razones; algunos casos ajenos al propio Politécnico; el tema está incubado, que no muerto.

Traemos a cuenta estos dos hechos, pero evidentemente hay muchos más para ser considerados, porque fueron momentos de enorme complejidad para estas dos influyentes instituciones y, de paso, también para el país.

Fue muy difícil pasar a nuevos estados de las cosas. Se llevó mucho tiempo resolver los problemas, sin pasar por alto que al final, ambas instituciones salieron dolidas, pero fortalecidas.

Quizá una de las razones por las cuales se fueron resolviendo los problemas en aquellos años, se debió a que, en lo general, no salieron de las cuatro paredes de las propias instituciones, por más que hayan merecido gran atención política y mediática.

Otro elemento pudo ser que la situación política del país no llegó a afectar a los movimientos estudiantiles. Los tiempos políticos del país siempre son agitados, pero por una razón u otra, no llegaron a afectar de manera expansiva estos momentos.

La dinámica política es clave para resolver o dificultar este tipo de situaciones. No se sabe cuándo se pueden salir de las manos; eso lo saben los propios estudiantes, así como cuándo se puede perder el diálogo.

Son escenarios volátiles, fértiles y expansivos, proclives para que se metan muchas manos y, sobre todo, para que se encuentren intereses de toda índole. No es casual que ésta haya sido la palabra más utilizada para referirse al 7 de septiembre.

La han usado el Presidente electo, el rector, los propios estudiantes y, tímidamente, algunos funcionarios, quienes todavía, en el papel, gobiernan. Existe un consenso, en el sentido de que la UNAM puede ser utilizada para fines abyectos en tiempos en los que se está cambiando el Gobierno federal y el de la CDMX.

Hoy estamos ante un escenario y ante un cambio con tintes inéditos, el cual, todo indica, apunta a una transformación que no se vio ni por asomo en 2000 ni el 2006.

El efecto expansivo de lo que está pasando genera serios riesgos. Sin embargo, también se está creando un momento en el que en algunas universidades se están planteando temas que han estado en el archivo y que su dinámica diaria no les ha permitido reflexionar y discutir.

Va a ser muy difícil que lo que suceda estos días en la UNAM se quede en sus cuatro paredes.

Va a repercutir, porque se han conjuntado diferentes momentos de gran importancia, los cuales podrían interrelacionarse de alguna u otra manera.

RESQUICIOS.

Ayer circuló la información de que Morena quiere desaparecer el INEE. La CNTE lo exige y parece que ésta es una de las razones de la presunta decisión. Quieren destrozar el pasado, sin conocerlo. ¿Saben realmente para qué sirve el INEE y quiénes son sus destacados integrantes, a los que no hay manera de calificar de conservadores o algo parecido?