La captura del Estado: Caso Oaxaca

La captura del Estado: Caso Oaxaca
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Derrotero Económico

Por Mijael Altamirano Santiago *

La captura del Estado se define como “la acción de individuos, grupos o firmas, en el sector público y privado, que influyen en la formación de leyes, regulaciones, decretos y otras políticas del gobierno, para sus propios beneficios como resultado de provisiones ilícitas y no transparentes de beneficios privados otorgados a funcionarios públicos” (World Bank, 2000).

No hay mejor axioma que ésta para definir el estado de las cosas en Oaxaca, ya que desde hace un poco más de dos sexenios el magisterio y su entorno han violentado la vida de los oaxaqueños, sin que el gobierno ejerciera su compromiso y potestad constitucional.

La dinámica desde entonces ha sido así, agudizándose el movimiento magisterial en los últimos dos años de Ruiz con el apoyo de la APPO, quienes hicieron del devenir de Estado un dilema. El conflicto era (y lo es aún) más por los privilegios y prebendas que por los niños y niñas de Oaxaca, quienes suman casi un millón y medio, incluso dejando en el olvido la posición 31 de Oaxaca en el concierto nacional en materia de educación.

Con la llegada de Gabino Cué se vislumbraban nuevas posturas en el andar del magisterio y sus aliados, pues ellos fueron parte del proceso de cambio político. Poco duró la colaboración y el reconocimiento al Gobierno puesto que justamente a los 45 días de iniciar la gestión, estos mismos —que fueron aliados en su momento— recurren a sus viejas prácticas para materializar sus prerrogativas y prebendas, incluso para demandar al gobierno cambios en su gabinete cuando éstos son responsabilidad única y exclusiva del Ejecutivo.

Aun así, el gobierno oferta, mucho más de lo debido: recursos públicos, posiciones, mesas de negociación, colaboración abierta y franca, apertura del gabinete, y no sólo eso sino que también el propio Gobierno vía su titular ofrece una disculpa pública como muestra de su disposición para encontrar puntos de convergencia y superar de una vez por todas el impasse que deviene de las movilizaciones.

Esta visión de Estado característica de Gabino Cué poco ha servido para el magisterio y muy poco para los sectores sociales y productivos, incluyendo al gobierno. Esto es así puesto que el primero sigue actuando como antes -paros de labores, bloqueos y cierres de oficinas públicas, entre otros- mientras que los segundos no pueden llevar una vida con libertad o, en su caso, realizar sus actividades cotidianas -pérdida económica diaria de casi 80% (más de 7 millones de pesos), pérdida diaria por salarios no devengados de casi 85 millones de pesos, incumplimiento del calendario escolar y un largo etcétera de agravios.

Hoy por hoy Oaxaca ya no puede ser rehén del magisterio y sus aliados que le han hecho mucho daño. El gobierno no debe permitir la práctica de antaño que deteriora la dinámica estatal; por el contrario, debe hacer efectiva su potestad y su responsabilidad constitucional para así evitar la captura del Estado. Estoy cierto que la intención del gobierno es lograr la buena marcha del Estado, no así para el magisterio y sus aliados que buscan maximizar sus intereses a costa de la base social y de Oaxaca.

* Profesor

de ITESM

y del CIECAS

maltamirano@itesm.mx