La doble vara de Sarkozy

La doble vara de Sarkozy
Por:
  • larazon

De ser cierto que, según reporta el diario Le Figaro (17-05-2011), el presidente Nicolás Sarkozy habría afirmado en privado que en el escándalo de Dominique Strauss- Kahn “no hay deshonra para Francia, porque no estaba en el FMI representando a Francia sino que era simplemente un francés en el FMI”, estaríamos ante una doble vara para reaccionar ante el arresto de un ciudadano o ante un salvaje recordatorio de que en la disputa por el poder todo vale o que el señor Sarkozy es un cínico genial.

O, más bien, un poco de todo eso.

Cuando el año pasado los tribunales mexicanos confirmaron la sentencia de 60 años de prisión a Florence Cassez, una francesa que fue encontrada culpable de violar la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, de haber participado en tres delitos de secuestro e incurrir en portación y posesión de arma de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas, el presidente de Francia no vaciló en actuar para defenderla, a veces con desmesura, ni escatimó tiempo para lucrar políticamente con el caso.

Recibió cuantas veces pudo a la familia de Cassez y rentabilizó mediáticamente las reuniones. Lanzó un reclamo teatral al presidente Calderón para pedirle la entrega de su connacional y llevarla a una cárcel de su país. Elevó el conflicto diplomático a tal grado que se canceló el intenso calendario diseñado para el año de México en aquel país. Y su entonces canciller, por cierto luego defenestrada por contubernio con algún sátrapa tunecino, llevó la solidaridad verbal con Cassez ni más ni menos que a la Asamblea Nacional francesa.

Ahora, en cambio, ante lo que es apenas una acusación contra DSK que está pendiente de un juicio y en la que, según los principios del derecho, existe una presunción de inocencia, Sarkozy calla públicamente por la sencilla razón de que el arrestado es un adversario político que podría haberle arrebatado la presidencia de Francia, y dictamina —oh Dios— que el partido Socialista, al que pertenece DSK, ha perdido la “batalla moral”.

Qué cosa. Condena a un presunto culpable y defiende a una convicta.

Uno debe leer dos veces esta declaración para preguntarse de quién estamos hablando. ¿Del Presidente de la misma república que dio a Balzac, a De Gaulle, a Malraux, a Voltaire, a Moliére, a Clemenceau? ¿O de un cínico a la altura de Mugabe, del dominicano Trujillo o de Chávez, quienes son incapaces de actuar con sentido de Estado con tal de hacer polvo a sus oponentes, como si en este episodio hiciera alguna falta?

Nadie en su sano juicio cree que la política sea una actividad angelical.

Pero es perfectamente posible jugar duro, ser cruel incluso y al mismo tiempo mostrar cierta elegancia. La misma que le ha faltado al señor Sarkozy.

og1956@gmail.com