La Esencia de Montenegro

La Esencia de Montenegro
Por:
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Ernesto Lozano

En el Museo Mural Diego Rivera se está presentando parte de la obra del polifacético artista mexicano Roberto Montenegro bajo el título El Universo de Montenegro. Fragmentos , hasta el próximo 29 de enero de 2012.

Montenegro mostró mucho interés en el Arte Popular Mexicano, fue un alto exponente del mexicanismo, estudioso de las culturas prehispánicas, pintó piezas extraordinarias como el mural de la oficina de José Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública y el mural de la Santa Cruz. Cuando regresa a México desde Europa, Montenegro muestra en sus viñetas dibujos y retratos con influencia del Art Deco, se le considera el introductor de esta manifestación artística en nuestro país. Trabajó junto a Federico Cantú el tema del Arlequín, el Bar Papillón fue una excusa.

Políticamente no era muy activo, pero sí suscribió el Manifiesto Estridentista que lanzó el poeta Manuel Maples Arce en 1921. Fue un escenógrafo y diseñador de vestuario de teatro importante en su época. En 1965 se hizo su exposición 50 años de pintor en el Palacio de Bellas Artes y en 1967 recibió el Premio Nacional de Arte. Justo en el año de su muerte, 1968, fue nombrado Miembro Fundador de la Academia de Artes de México.

Roberto Montenegro fue un hombre excepcional, delicado, con gran sentido del humor, muy entregado y apasionado, por eso decidimos destacar al hombre, a ese gran ser humano que fue, la obra plástica está en la exposición y ésa es de indiscutible valía. En entrevista para La Razón, Esther Echeverría, promotora de arte, quien conoció a Montenegro en los últimos diez años de su vida y que además es la curadora de El Universo de Montenegro. Fragmentos , habla de su obra.

¿Cómo surge el proyecto de la muestra de Roberto Montenegro en el Museo Mural Diego Rivera? El proyecto surge a petición de la directora en ese momento del Museo Mural Diego Rivera, Carmen Gaitán; inicialmente era para el 2010, pero por coincidir con las celebraciones del Bicentenario, se decidió posponerlo. Carmen se preocupó durante ese tiempo de rescatar artistas de esta generación, como sabía que había conocido personalmente a Roberto, y como llevó cuatro generaciones como espectadora de las artes visuales, decidió encargármelo, en el que trabajé casi dos años. Cuando la Maestra Monserrat Sánchez, la actual directora asume la el cargo, le da continuidad.

¿Cómo era el hombre, el artista, como era Roberto Montenegro? Era un hombre absolutamente refinado, seductor, culto, tenía siempre la conversación adecuada, el comentario elegante, picante, con un sentido del humor peculiar, incisivo, pero nunca llegaba a la vulgaridad. A mí en lo particular siempre me provocó ternura, era un hombre que se veía frágil por la extremada sensibilidad que portaba, la amistad era un valor importante en su filosofía de vida. Él se viene a vivir muy joven a la Ciudad de México, cuando tenía sólo 16 años, se aparta de su familia, luego se va a Europa, sufrió mucho la soledad, regresa a México en 1910, cuando estalla la Revolución Mexicana, aquí trabajó en ese tiempo muy activamente con el Dr. Atl, se regresa a Europa en 1913 y en el 1914 es testigo del estallamiento de la Primera Guerra Mundial. Él que era el ser más pacífico y bondadoso imaginable, fue testigo de esos cruentos enfrentamientos.

¿Quién te presenta a Roberto Montenegro? Yo conocí a Roberto por Chucho Reyes, quien era su amigo querido, en casa de Chucho es donde pude escucharle más, yo era muy joven, pero tenía los poros abiertos para recibir lo que todos estos personajes maravillosos hablaban, a Montenegro lo conocí en el año de 1958, antes lo había visto cuando trabajé en el año 1957 en la Galería Proteo.

¿En qué momento es que Montenegro llega a las Islas Canarias? El se va a Europa, en París conoce al pintor catalán Anglada Camarasa, ambos se van a vivir en Palma de Mallorca, al Puerto de Pollensa, tiempos que calificó como “los más felices” de su vida, a pesar de lo convulsionado que estaba Europa por la guerra, el hambre, las dificultades, los bombardeos, en esta pequeña isla había paz. En esos tiempos Roberto llega a tener un romance platónico con la pintora Rugena Kovogiscaya de quien dijo que era “aquella maravillosa mujer cuyo talento de pintora hubiera admirado a los críticos más avanzados de muchas épocas”. A Rugena “le mostré las maravillas del Poat, se quedó asombrada y lloró, sin expresiones, sin espasmos en su concentrado silencio, y yo aprendí a no gritar”, según expresó en su libro de memorias Planos en el Tiempo, Un momento vivido y expresado de esta manera, sólo puede ser compartido con alguien de quien se está enamorado, así sea sólo espiritualmente.

¿Cómo era la relación de Montenegro con sus contemporáneos? Se llevaba muy bien con todos, en especial con los literatos, con Rodríguez Lozano no tenía una amistad muy estrecha, era muy cercano a Xavier Villaurrutia, Chucho Reyes, Inés Amor, a Carlos Pellicer, con quien viajaba mucho por México, también fue muy amigo del cineasta ruso Serguéi Eisenstein, autor de la película Viva México, a quien asesoró. Cercano a Julio Castellano y a Jorge Enciso y muy amigo de Federico Cantú.

¿Cómo se dio la relación entre la marquesa Casatti y Montenegro? A la marquesa María Luisa Casatti, la conoció en Venecia, en una tienda de antigüedades, ella le pidió le cediera el jarrón de cristal de Murano negro con largos delfines cristalinos como asas, que él estaba comprando. Con la gentileza que caracterizaba a Roberto, éste cedió su jarrón al capricho de la marquesa, quien al preguntarle su nombre lo reconoció como el artista de la publicación de veinte dibujos con prólogo de Henry de Regnier, que ella había visto y leído en París. Asombrada le dijo: “venga usted a comer mañana a mi casa. Le presentaré al director de la Academia de Bellas Artes y a varios amigos, y concertaremos allí, cuándo podré posarle para un pequeño retrato que quiero que me haga a la pluma” Planos en el tiempo. Después, la marquesa lo invitó a una fiesta en su palacio siendo testigo de la magia y la frivolidad de un baile con todo el esplendor de la espectacular Venecia, Montenegro hablaba de estos momentos con mucha frecuencia. El dibujo que tenemos en la muestra es la primera que dibujó Montenegro de las tres versiones que hizo, dos a tinta y una al óleo.

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