¡La felicidad!

¡La felicidad!
Por:
  • Carlos Urdiales

Se trata del Happy Planet Index o índice mundial de felicidad que mide qué tan a gusto se siente una sociedad, a nivel nacional, con sus entornos inmediatos, tanto materiales como naturales.

La satisfacción individual constante, en este índice alcanza hasta 50 puntos, y los mexicanos estamos ubicados en la segunda posición con 40.7 sólo superados por los costarricenses, que marcan 44.

La situación política y económica que retratan cotidianamente las noticias e interpretan las redes sociales, no alcanzan a empañar la felicidad general de los mexicanos.

Alzas en los combustibles y energéticos, pronóstico de crecimiento (y desarrollo), que se recorta de manera consistente desde el inicio de esta administración, el dólar estadounidense rozando los 20 pesos y el petróleo más barato en décadas, la fiscalización hacendaria para que, si no pagan todos, al menos los contribuyentes cautivos paguemos más, parecen no descontarnos optimismo.

Marchas y plantones de la CNTE, mesas de diálogo infinitas entre gobierno y docentes insolentes, que acumulan 43 horas sin acuerdos que permitan destrabar la ruta de la reforma y la oposición a la misma, tampoco.

El enojo de la iniciativa privada organizada en el CCE que denuncia actos de la CNTE que violan derechos de los otros para vivir y transitar, queda ahí pero no nos hace infelices, ni los bloqueos de autopistas, carreteras o aeropuertos.

Que el líder del PRI, a pesar de ser el vocero para denunciar la corrupción de distinguidos cuadros tricolores, vuelva sobre sus palabras, se consuele y diga que 99.9 por ciento de los priistas son honestos, alguna alegría ha

de traernos.

Que Ricardo Anaya utilice los spots de tiempos oficiales del PAN, para promover su imagen al grado de ser presidenciable a costa del erario público, cuando había asegurado no aprovecharse de tal circunstancia,

importa poco.

Que las encuestadoras mexicanas cada vez estén más lejos de la realidad electoral y se conviertan en instrumento de campañas sucias, tampoco. Que el INE privilegie su apetito presupuestal en tiempos de recortes no debe sorprender, tampoco molestar. Que el edificio del Senado no se termine de construir nunca y absorba presupuesto público sin fin, menos.

Que Donald Trump esté, contra todo pronóstico, tocando las puertas de la Casa Blanca obligando a Hillary Clinton a endurecer posiciones, en aras de satisfacer a un electorado estadounidense cada vez más harto, que aplaude y sigue los disparates del magnate de cabello amarillo nos ocupa, de hecho, nos orilla a aplaudir la revisión del TLC, porque ya vimos que eso tocará gane quien gane, es apenas es el principio, pero no nos quita el sueño mexicano.

La desigualdad en el ingreso de los mexicanos llega a 19 por ciento, más que en Chile, Rusia o China. Con todo, nuestra felicidad promedió 7.3 puntos, más que Nueva Zelanda, Estados Unidos o Reino Unido. ¿Cómo ve?

urdiales@prodigy.net.mx

Twitter: @CarlosUrdiales