La maestra y la estafa

La maestra y la estafa
Por:
  • Carlos Urdiales

Rosario Robles vive en la misma casa desde antes de iniciar el sexenio; la extitular de Sedesol y hoy secretaria de Sedatu no pidió ser candidata en busca de fuero; asegura que todo su patrimonio está en su nombre y trayectoria.

Fuente ovejuna en San Lázaro acusó de todo y nada a la maestra Robles Berlanga: cartulinas, mantas y mentadas fueron escenografía de lo anunciado; el linchamiento coral, pero no legal, de la funcionaria pública que desafió a quien tuviese al menos una prueba en contra suya para ir juntos a denunciarla penalmente. Nadie levantó el guante.

La primera mujer que gobernó la Ciudad de México carga sobre su espalda, y difícilmente dejará de hacerlo, una losa mediática llamada Estafa Maestra. Trabajo de investigación, documentación y difusión encabezado por Mexicanos contra la Corrupción, el portal Animal Político y utilizado recurrentemente por el diario Reforma, endosado a Rosario Robles; a nadie más.

La trama señala a varios rectores de universidades públicas, a entidades estatales, medios de comunicación, notarios públicos, abogados, empresas inexistentes con cuentas bancarias reales con nombres y apellidos; habla de miles de millones de pesos desviados, desaparecidos, robados; pero no apunta hacia dónde, cómo y quién obtuvo los beneficios de semejante desfalco. La única identidad pública y publicitada es Rosario Robles.

Comparecencia de glosa la de Rosario Robles ante diputados por el sexto Informe de Gobierno de la administración Peña Nieto, preparada para celebrar la quema, en leña verde, de la bruja política que encantó y espantó en sus días a varios perredistas, hoy conversos al morenismo avasallante. Una estafa social sobre nuevas formas, pero viejos fondos políticos, gritos, insultos, esgrima verbal desde la alta tribuna a las bajas curules, de ida y vuelta; retórica inútil para seducir micrófonos, cámaras y crónicas. Todo, efímeramente.

Que si violencia política de género, que no te equivoques, Rosario, que si fueros, traiciones y lealtades inmerecidas, hurgar entre piedras; escondrijo del botín imaginado, estridente logística del gran asalto silente de cómplices y otros responsables. Como Lope de Vega inmortalizó; cuando pregunten quién mató al Comendador, todos a una: Fuenteovejuna.

La tesis de una sola servidora pública como columna del mayúsculo desfalco es una estafa política. Una patraña estridente, circo rentable, espectáculo lapidario; sin embargo, lo ocurrido en San Lázaro hace dos días, con Rosario Robles en la pista central y suficientes payasos alrededor, no toca a la corrupción rampante con algo tangible, efectivo y no sólo efectista.

Conceptos que próximamente serán políticas públicas, como el ejemplo desde arriba, amnistía, borrón, cuenta nueva, mirar para adelante, confianza, fe en el pueblo y esperanza renovadora por la transformación social; merecen el beneficio de la duda, lo ganaron el pasado 1 de julio de forma contundente.

Sin pruebas ni procesos legales, lo demás es más simulación. La misma que se promete combatir hasta su extinción.