La matanza del 2 de octubre fue planeada

La matanza del 2 de octubre fue planeada
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  • ubaldo_diaz

La matanza del 2 de octubre fue cuidadosamente planeada por el entonces titular de Gobernación, Luis Echeverría; por el regente de la ciudad de México, Alfonso Corona del Rosal; por el jefe del Estado Mayor presidencial, el general Luis Gutiérrez Oropeza. Todo estaba preparado para que el famoso “Batallón Olimpia” detuviera a todo el Consejo Nacional de Huelga.

Pensaban que deteniendo a los 240 jóvenes podrían resolver el problema y llevar a cabo las Olimpiadas, como sucedió una semana después. Para reprimir, los funcionarios le vendieron la idea al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, que era un movimiento para implantar el comunismo. Ante ello, la forma más fácil fue reprimir brutalmente a los estudiantes.

Aquella tarde, una vez que el helicóptero que sobrevolaba la Plaza de las Tres Cultura, soltó sus bengalas, mientras los integrantes del Batallón Olimpia, que tenían rodeado el edificio Chihuahua en donde nos encontrábamos dirigentes estudiantiles, periodistas y gente que ahí vivía, nos insultaban, nos amedrentaban. Pero se oyeron en las escaleras los primeros tiros y fue el inicio para que se iniciara el zafarrancho.

Fueron muchas horas de angustia, de sentir como el tableteo de armas poderosas barrían todo el tercer piso y ahí fueron heridos dos periodistas, la italiana Oriana Fallachi y Rodolfo Rojas Zea. Los del grupo paramilitar compuesto por militares, marinos, agentes de la Policía Judicial y sobre todo de la temible Dirección Federal de Seguridad, desde ahí no respondieron los ataques que venían desde la Plaza.

Dos años después, ese grupo de la Federal de Seguridad se convertiría en la escolta presidencial de Luis Echeverría Álvarez, a quien se le acusa de haber sido el principal orquestador de esa matanza de estudiantes.

Pero las autoridades nunca dieron una explicación de ese atentado, todo lo reducían a señalar que estaban salvando a la patria del comunismo.

Pero las balas salían de todas partes, de los edificios que están al frente del Chihuahua, del edificio de la secretaría de Relaciones Exteriores, en donde se veía mucha actividad, de donde filmaban para entregar la película de Díaz Ordaz, seguramente para presumir a sus amigos “salvé a la patria”.

Sin lugar a duda, fue el ataque más sanguinario en contra de un grupo de estudiantes, indefensos todos ellos. Inclusive, la bala que recibió el comandante el general José Hernández Toledo salió de la pistola de un agente judicial.

Sin embargo, es necesario reconocer que, desde el tercer piso del edificio, vimos cómo oficiales de Ejército facilitaban a muchos estudiantes la salida para evitar caer asesinados. Les marcaban el camino, los corredores por donde podían escapar.

Los edificios fueron tomados, los iban cateando en la búsqueda de dirigentes del Consejo Nacional de Huelga, la violencia seguía en forma intensa. Había sangre en todos lados, en escaleras, en los pasillos, en paredes, la gente que habitaba los departamentos quedó atrapada.

En la explanada habría unas cinco mil personas de acuerdo con datos oficiales. Los grupos de para militares fueron los más sangrientos. El fuego más granado lo hacen desde los edificios del ISSSTE, del de Relaciones Exteriores, Molino del Rey, de ahí dispararon en contra de los jóvenes.

Al final fueron 40 o 45 estudiantes que cayeron brutalmente asesinados y 20 o 25 desaparecidos y varios miles de estudiantes que fueron detenidos, en el Campo Militar número uno, otros en la Tercera Delegación de Policía, algunos más en hospitales, para curar las heridas de las balas o de las bayonetas.

El gobierno pudo realizar las olimpiadas, los jóvenes unos en la cárcel, otros huyendo, los que tenían algún familiar con recursos salieron hacia el extranjero para evitar la persecución y los salvajes interrogatorios.

A partir de ese momento, se inició un cambio social, una década después fue enterrado el Partido Comunista Mexicano, cambiaron leyes electorales y se inició un proceso democrático.