La otra desintegración familiar

La otra desintegración familiar
Por:
  • larazon

Bibiana Belsasso

El uso excesivo que se da a las nuevas tecnologías está teniendo repercusiones serias, en particular en los niños y los adolescentes. En Estados Unidos, según un estudio del Centro de Investigación PEW, la mitad de los adolescentes manda 50 o más mensajes de texto al día y los jóvenes de entre 13 y 17 años en promedio 3 mil 350 textos al mes. Muchos de los mensajes se originan durante la noche, cuando los jóvenes ya están en la cama para dormir, lo que sin duda ha sumado a las causas de privación de sueño.

Usamos demasiado los productos electrónicos y esto tiene consecuencias. Especialistas afirman que los niños que utilizan en exceso la tecnología pueden convertirse en expertos multitareas, hacer muchas cosas a la vez, pero están perdiendo la capacidad de centrarse en lo más importante, que es un rasgo fundamental para el pensamiento profundo y la resolución de problemas. Esto es esencial para la vida laboral y muchas otras actividades.

La Academia de Pediatría de Estados Unidos dice que los pequeños antes de los dos años no deben estar expuestos a los medios electrónicos, ya que “el cerebro de un niño de esa edad se desarrolla rápidamente durante estos primeros años, los niños pequeños aprenden mejor mediante la interacción con la gente que con las pantallas.”

También recomienda que los niños más grandes y los adolescentes no deben pasar más de una o dos horas al día con videojuegos o con tabletas, ya que éstas le restan tiempo a muchas actividades, como socializar, el juego al aire libre y a la lectura.

El estudio dice que niños que realizan la mayor parte de su comunicación a través de medios electrónicos y menos cara a cara empiezan a sentirse más solos y deprimidos.

El documental Adicto a la red, transmitido por la cadena estadounidense de televisión pública, pone de relieve los efectos trágicos que sufren los adolescentes que se vuelven adictos a los videojuegos, quienes pasan jugando decenas de horas, a menudo sin descansos para comer, dormir o incluso usar el baño. Muchos llegan a ver el mundo real como falso.

Algunos médicos chinos consideran este fenómeno un trastorno clínico y han establecido centros de rehabilitación donde los jóvenes afectados están confinados durante meses, sometidos a terapias, a veces draconianas (muy severas), completamente aislados de todos los medios de comunicación; sin embargo, la eficacia de estos tratamientos aún no se ha demostrado.

Si bien la adicción a Internet aún no se considera un diagnóstico clínico aquí, no hay duda de que los jóvenes están conectados a la red y por ende fuera de la acción “en vivo”, muchas más horas del día de las que los expertos estiman aconsejables para el desarrollo normal. Esto comienza desde el momento en que algunos padres les prestan a niños preverbales sus teléfonos celulares y tabletas para que se entretengan, cuando lo ideal es que esos niños estuvieran observando el mundo que les rodea e interactuando con sus padres, hermanos o cuidadores.

En 2013 la Academia Americana de Pediatría en su declaración Children, Adolescents, and the Media, (Niñez, Adolescencia y los Medios de Comunicación) citó de acuerdo a un estudio de la Fundación Kaiser para la Familia: “Los niños de entre 8 y 10 años de edad pasan casi ocho horas al día con una variedad de diferentes medios de comunicación, y los niños mayores y los adolescentes pasan más de 11 horas por día”. La televisión sigue siendo el medio dominante (“la niñera más popular”), pero las computadoras, tabletas y teléfonos móviles gradualmente la están desplazando.

La realidad es que quienes estamos enseñando a los niños a estar constantemente conectados somos los propios padres. ¿Usted cuántas horas pasa en la red, o en el Whatsapp u otros mensajes de textos?

Steve Gortmaker y Kaley Skapinsky, expertos de la Escuela de Salud Pública de Harvard, dicen que el ejemplo que dan los padres es que pasan perpetuamente sintonizados con sus propios dispositivos y esto constituye una enorme influencia en la tendencia de los niños. Además explican que muchos pequeños presentan autoestima baja porque sus padres constantemente están conectados al celular y piensan que no les hacen caso por que son muy aburridos o no son lo suficientemente importantes.

Sin duda éste es un tema cotidiano en el que estamos involucradas casi todas las nuevas generaciones, y que sin duda tenemos que atender.

bibibelsasso@hotmail.com

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