La política gastronómica hasta la cocina en México

La política gastronómica hasta la cocina en México
Por:
  • larazon

Héctor León

Con su penetrante olor de ajo y de aceite, la cocina mediterránea, venida del Egeo, llegó a España —apunta Alfonso Reyes—, la fruta española inundó ese río de sabores llamado cultura de la sazón, y los árabes llevaron desde el oriente, Persia e India, los aromas y condimentos agridulces, azafrán, limones y naranjas, hasta el descubrimiento de América, “el vuelco de la historia”, cuando España y Europa, se revolcaron en la alegría de la patata, tomate, chile, pimiento, cacao, pavo, maíz y frijol: la cocina mexicana, que fue signada como Política de Fomento a la Gastronomía Nacional, por el Presidente Enrique Peña Nieto, la semana pasada en el Patio Octavio Paz de la Biblioteca de México, de la otrora Ciudadela.

Un viejo anhelo de la comunidad gastronómica de México, investigadores, cocineros y la industria de restaurantes y hotelería, que ya habían visto los frutos de que la UNESCO otorgara el reconocimiento de patrimonio intangible de la humanidad a la cocina mexicana en 2010, aterriza en la firma de este importante acuerdo para que la gastronomía nacional sea una política pública, una actividad que genera más de 5.5 millones de empleos: “Hagamos que nuestra gastronomía sea una gran fuente de inclusión y prosperidad para nuestra sociedad, y también, de proyección internacional”, dijo Peña Nieto ante gobernadores y representantes del medio gastronómico.

La iniciativa del Parlamento Europeo para erigir en patrimonio cultural a las cocinas de sus Estados miembros se inspira en el modelo mexicano, y la revaloración de la dieta tradicional, dará contenido real, a la Cruzada contra el Hambre, desde el punto de vista alimentario y así reactivar la virtuosa cadena productiva que hace de nuestra mesa una de las más ricas del planeta por lo buena que es, pero también porque, es económica, asumió Gloria López Morales, presidenta del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana (CCGM), motor esencial para que la cocina mexicana fuera reconocida mundialmente.

La biodiversidad, las mil cocinas, la cocina del hambre, la cocina de banqueta, el puesto, las mil tortas, los amados tamales, tienen ahora una política pública que tendrá que aterrizar un programa y plan de acción en los próximos dos meses, en que las diferentes secretarías de Estado y Gobiernos, así como los chefs líderes que se han preocupado por llevar al mundo al huitlacoche y el mole como cocina de autor de primer orden, para aliviar el rezago alimenticio ancestral.

Turismo Campo y cocina. Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo, dijo, ahora se recoge el México megadiverso, lo fusionan con la tradición mexicana y lo aderezan con el espíritu emprendedor, para encaminarla con un sentido moderno. Enrique Martínez y Martínez, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, afreció datos: las exportaciones agropecuarias se incrementaron, en el 2014, al 8.5 por ciento anual, lo que permite, por primera vez en muchos años, “superar el déficit crónico de nuestra balanza comercial, para tener un superávit con Estados Unidos y con el mundo, de tres mil 320 y mil 452 millones de dólares, respectivamente”.

Por vez primera, un chef estuvo sentado al lado del Presidente. Enrique Olvera, líder nato de la vanguardia de la nueva cocina mexicana, afirmó que el establecimiento de la política de fomento a la gastronomía nacional “era una deuda pendiente”, ya que se trata de una “oportunidad histórica para enfocar, de forma coordinada, la atención del Gobierno en todos sus niveles, a nuestro sector que, además de generar miles de empleos contribuye al bienestar de los mexicanos y a la preservación y expansión del orden cultural y social”.

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