La revista Time y el origen de las risas

La revista Time y el origen de las risas
Por:
  • larazon

Salvador Camarena

La revista Time es una de esas cosas que heredamos del siglo XX. Es una publicación importante por donde se le vea. La American Society Magazine Editors eligió, por ejemplo, cuatro portadas de Time en su selección de las mejores 40 portadas de igual número de años. Pero como sucede con muchas otras publicaciones, su viabilidad es un enigma.

Para empezar porque desde hace mucho Time no es la joya de la corona de Time Inc., el grupo que la publica, a su vez brazo del gigante Time Warner. La revista People, que nació como una minisección dentro de Time, creció hasta convertirse en la gallina de los huevos de oro de esa editorial People

ha sufrido menos en ventas que su hermana mayor, y en 2013 fue considerada, de entre un centenar de publicaciones, la mejor marca para los anunciantes. No por nada, Time Inc. ha anunciado que ahora que se acercan los premios Oscar incrementará el gramaje de las páginas de People, para seguir apostando a retener anunciantes y lectores.

Este brevísimo contexto sobre Time ayuda a entender por qué no había manera de que la revista diera en su edición que circula en Estados Unidos la portada al Presidente Enrique Peña Nieto, como sí lo hizo con sus ediciones foráneas. El semanario no iba a arriesgar el desempeño de la publicación con un tema —EPN y México— poco atractivo para su público más importante: el elusivo, pues las ventas no dejan de caer, comprador de ejemplares en el puesto callejero.

Es muy poco probable, casi imposible, que tal decisión de Time no haya sido conocida de antemano por Los Pinos. Dando eso por sentado, resta una conclusión: la portada que tanto pitorreo ha causado en las redes sociales y en la prensa fue concebida desde el gobierno para el público mexicano. ¿O a poco usted cree que en el Viejo Continente alguien se informa sobre México en un medio americano como Time? Tienen sus propios medios, y lo mismo se puede decir de los asiáticos.

Y en nuestro caso, el problema es que el mensaje que intenta enviar el gobierno en Time llega a los mexicanos cuando encuestas muestran que el presidente se ha derrumbado en popularidad. Por tanto, este nuevo esfuerzo de Los Pinos “por cambiar la narrativa”, que mal que bien funcionó el primer año, ahora sólo ha provocado risa, ese viejísimo recurso ante versiones oficiales que no cuadran con la realidad.

Esta vez convencer al país de que nos están salvando (idea que refuerza el anticuado esquema de que la sociedad no puede sola, de que requiere de un papá) costará mucho más que esfuerzos mediáticos. El tiempo se agota, Peña Nieto tiene al público en contra, la economía no va bien, y el PRD le regatea apoyo en el momento en que los poderes fácticos, deseosos de revancha, han comenzado a mover sus piezas y a retar al nuevo gobierno. Este coctel explica que la propaganda sea ridiculizada por los primeros que deberían comprarla. Lo que está en juego, sin embargo, en forma alguna es cosa de risa.

salvador.camarena@razon.mx

Twitter: @salcamarena