Las autodefensas, un balance anual

Salvador Camarena

Al cumplirse un año de la aparición pública de las autodefensas hay que destacar la frágil paz que vive la zona de Tierra Caliente.

Luego de estos doce meses de conflicto es obligado el reconocer que la crisis de Michoacán tiene muchos matices, que no se puede declarar vencedores o vencidos y que se está muy lejos de poder sacar un balance medianamente definitivo.

Una narrativa aproximada de la génesis de este capítulo de la violencia en México diría que en la zona de Tierra Caliente agricultores y ganaderos trataron de zafarse del yugo que ellos mismos se echaron encima cuando financiaron a La Familia Michoacana, cártel que prometió liberarlos de Los Zetas. Pasado el tiempo, los criminales “justicieros” se volvieron contra sus patrocinadores y los abusos crecieron hasta un punto de quiebre, que fue cuando la cuota exigida por los Templarios incluía que las víctimas entregaran a sus mujeres. Huelga decir que todo lo anterior ocurrió ante la pasividad y/o complicidad de muchas autoridades municipales y del estado.

Por lo anterior, un año después del alzamiento hay muchas preguntas sin responder. ¿Cuánto del movimiento también se debió a una pugna de caciques que aprovecharon el hartazgo ciudadano ante los Templarios para desplazar a unos criminales buscando apropiarse del poder en la zona? ¿En qué medida grupos criminales de otros estados alentaron con pertrechos, logística, etcétera, a las autodefensas para que los comunitarios les hicieran parte del trabajo sucio? ¿Y cuánto de lo anterior será sujeto de un proceso penal? ¿O habrá una amnistía?

Sobre el actuar del Gobierno Federal: ¿Qué estrategia fue la primera que trataron de implementar antes de que en enero se vieran forzados a destronar a la administración local? ¿En qué medida fue un cálculo el tolerar el avance de las autodefensas? ¿Por qué, según testimonios de las autodefensas, había mandos del Ejército que sí les permitían actuar y otros en cambio eran vistos como aliados de facto de los Templarios? ¿Por qué desde la PGR se escamotea al comisionado Alfredo Castillo información sobre El Abuelo?

Dando por sentado que en buena medida las autodefensas han logrado el objetivo que plantearon en múltiples entrevistas —que el Gobierno Federal acudiera en su auxilio y se hiciera cargo de la situación—, es preciso cuestionar a los líderes comunitarios sobre qué hoja de ruta de desmovilización tienen, qué límites se comprometen a respetar en lo que dura la crisis y pasada ésta, qué le están pidiendo al Gobierno Federal en las negociaciones privadas, por qué son privadas esas negociaciones; asimismo las autodefensas deben hablar también sobre qué tipo de compromiso asumirán para que el proceso electoral del año próximo ocurra sin tener de telón de fondo a grupos de civiles armados de ningún tipo.

Cada día de paz que se vive en la zona de Tierra Caliente es una señal de esperanza de que se está a tiempo de evitar el retorno de la violencia. Para caminar hacia ese objetivo las autodefensas deben abandonar desplantes (ya basta de acusaciones en público y sin pruebas sobre distintos funcionarios) y comprometerse con la institucionalidad; y el gobierno debe por su parte explicitar qué cuentas exigirá a autoridades federales, estatales y municipales que fueron omisas.

Porque, a final de cuentas, un año después del alzamiento no ha siquiera comenzado el proceso para hacer justicia a las demasiadas víctimas en Michoacán, para hacer justicia a las mujeres violadas, y a la ex alcaldesa de Tiquicheo, y a las regidoras desaparecidas, y a las….

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