Líbano, hundido en la basura

Líbano, hundido en la basura
Por:
  • larazon

Gabriel Morales Sod

Como bien lo leyó usted, Líbano está hundido en la basura. Ésta podría bien ser una metáfora para la situación política que atraviesa ese país. Sin embargo, el título de este artículo no es una alusión de ningún tipo, sino una expresión literal. Líbano está, de facto, hundido en la basura. Desde hace ya más de un año, el gobierno y ciudadanos de la ciudad de Beirut han estado en negociaciones para encontrar un nuevo tiradero de desechos.

Hace un par de semanas, después de que activistas cerraran el depósito de Naameh, las banquetas, ríos y plazas públicas de la ciudad empezaron a llenarse de desperdicios. A esto, súmele los 30 grados del verano libanés y bueno, para que le digo, puede usted imaginarse el resultado.

En cualquier sistema político, sin importar si éste es democrático o autoritario, existen canales para que los ciudadanos puedan expresar sus demandas. El ejemplo más obvio es el voto. Sin embargo, cuando el sistema se satura de demandas, o el gobierno es incapaz de procesarlas, como es el caso de la crisis de la basura en Líbano, los ciudadanos no tienen otro recurso sino la protesta. Desde hace ya varias semanas, los habitantes de Beirut han salido en grandes números a las calles para demandar al gobierno una solución al problema.

No obstante, las protestas lideradas por el movimiento cibernético “Tú Apestas” (You Stink) no se han restringido al tema de la basura. En realidad, esta crisis fue más bien la oportunidad perfecta para protestar por la enorme parálisis y corrupción de ese país. Después de la guerra civil de la nación (1975-1990) se estableció un sistema político híbrido en el que el poder se reparte entre los tres grupos étnicos más grandes en Líbano: maronitas (cristianos), sunitas y chiitas (Hezbolá). A pesar de que este sistema ha garantizado cierta estabilidad, ha propiciado también una enorme parálisis gubernamental. Desde hace más de un año, Líbano no tiene presidente y el parlamento ha sido incapaz de formar un gabinete, a esto súmele la enorme corrupción, la crisis de refugiados sirios en la frontera este y la intervención de Hezbolá en Siria y bueno, para qué le digo, puede usted imaginarse el resultado.

Cuando un sistema político se satura y la gente sale a las calles a protestar hay tres opciones: (1) que el gobierno se dé cuenta de su debilidad y decida abdicar (Alemania del Este), (2) que el gobierno decida negociar un cambio pacífico (Túnez) y (3) que el gobierno decida mostrar su fuerza y reprimir las protestas. El número tres puede desencadenar a su vez en: (a) la supresión del movimiento o (b) un enfrentamiento entre las facciones (Siria). Hace un par de días las fuerzas de seguridad lanzaron por primera vez balas de hule y gas lacrimógeno para dispersar a los protestantes. Ahora, estamos a la espera.

gmoralessod@gmail.com

Twitter: @gabriel_msod