López-Dóriga, el reportero

Referente del periodismo contemporáneo mexicano, Joaquín López-Dóriga cumple este martes 22 años de conducir, en Radio Fórmula, el más influyente de los noticiarios de radio nacional que simplemente se titula López-Dóriga, su apellido e inconfundible sello de calidad forjado a base de reportear, reportear, y después seguir reporteando, durante más de 47 años.

“No me levanto a correr ni juego tenis, ni golf, no me gusta la jardinería, ni la cocina, ni la mecánica, ni la numismática, ni la filatelia. Yo me dedico a reportear, me duermo y despierto pensando en ello”, le dijo a la revista Contralínea en una entrevista de 2002, quien, hoy por hoy, es el más importante periodista de medios electrónicos de este país.

Un reportero en forma, pues, que es ejemplo de profesionalismo, congruencia y, sobre todo ética, la cual lo ha blindado de ataques y golpes bajos, naturales contra las personas cuyo éxito no está basado en el uso de su oficio y sus espacios para venganzas pueriles ni para favorecer sus intereses.

Mucho menos pregona una falsa libertad de expresión, elogiando un día a alguien y denostándolo al siguiente. O viceversa. Simplemente mantiene una línea crítica inmodificable, siempre fundamentada en hechos y datos, como lo impone el periodismo. Ni más, pero tampoco menos.

¡Felicidades Joaquín!

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Menudo pleito le endosó un funcionario de tercer nivel a la delegada en Tlalpan, Claudia Sheinbaum, al ordenar derribar la capilla del Señor de los Trabajos, en la colonia Cultura Maya, echando a la calle imágenes religiosas.

Ahora la jefa delegacional, emanada de Morena, enfrenta una demanda ante la PGR por allanamiento y profanación, interpuesta por la Iglesia, que la ubica como la responsable directa de esa barbarie, sin importar que ya despidió al subdirector de Verificación y Reglamentos, que dio la instrucción.

Lógico: nadie concibe que un funcionario público actúe o tome decisiones sin consultar a sus superiores, y la delegada Sheinbaum al menos pecó de omisión en este caso, al no saber lo que están haciendo sus subalternos.

En medio de una campaña política como la que se realiza en la CDMX (una ciudad de mayoría católica) para la elección del Constituyente, la destrucción de la capilla puede ser usada políticamente contra Morena y pintarlo como un partido que no respeta las religiones. Algo delicado para los votantes. Y todo por un funcionario de tercer nivel.

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Se cumple hoy un año desde que el exjefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, huyó de México, espantado por su mala conciencia de lo que hizo a los capitalinos con la fallida Línea 12 del Metro.

Se sabe que la mayor parte del tiempo lo ha pasado con su familia en París, pagando la renta de un departamento de al menos 90 mil pesos mensuales, además de la casona de la colonia Roma, por la que paga, según él, 80 mil pesos mensuales. O sea, al menos dos millones de pesos en un año en puro alquiler, sin que se le conozca trabajo fijo.

Y no tiene planes de regresar, según comentó su operador político Agustín Guerrero, quien le informa cada semana de los acontecimientos que ocurren en el país. Aunque, para ser sinceros, no ha salido ningún personaje a decir que lo extraña.

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