Los concilios de Brian Lynch

Los concilios de Brian Lynch
Por:
  • carlos_olivares_baro

El trompetista de Illinois, Brian Lynch, aprendió que sin clave y bongó no hay son. El contacto con músicos cubanos y caribeños (el laudista Barbarito Torres; los bateristas Dafnis Prieto y Horacio El Negro Hernández; los saxofonistas Yosvany Terry y Miguel Zenón; los congueros Marvin Diz, Pedro Martínez y Giovanni Hidalgo; el vocalista Héctor Lavoe; los pianistas Eddie Palmieri y Michel Camilo; el bajo John Benítez…) ha sido determinante en su concepción instrumental. “Ser músico de jazz en nuestros días significa saber dibujar una amplia variedad de elementos, que hace 30 o 40 años no se tomaban en cuenta”, dice Lynch.

Heredero del bebop, Lynch es un enamorado del montuno afrocubano. El espíritu de la clave cubana está en los soplos de este instrumentista que supo darle un aire latino al hard del pianista Horace Silver (Horace Silver Quintet), llevar el sax alto de Phil Woods a plazas del Latin Jazz (Phil Woods Quintet) y rumbear el funk del saxofonista Benny Golson. Su estancia en Eddie Palmieri’s Caribbean Jazz derivó más tarde en Simpático, ganador del Grammy 2007 como Mejor Álbum de Latin Jazz. Fue en One More Once (1994), del pianista dominicano Michel Camilo, donde  por primera vez la trompeta de Lynch pisó terrenos latinos. Después, el trombonista Conrad Herwig lo invita a  Another Kind of Blue, Sketches of Spain y Que viva Coltrane, proyectos consistentes en trasladar los universos sonoros de Davis y Coltrane a cauces armónicos afrocubanos.

[caption id="attachment_792819" align="alignleft" width="300"] ConClave Artista: Brian Lynch Latin Jazz Sextet Género: Latin Jazz Disquera: Criss Cross[/caption]

Aparece ConClave. Brian Lynch Latin Jazz Sextet, ‘parlamento’ que reúne a Ralph Bowen (sax tenor), Luis Perdomo (piano), Boris Kozlov (bajo), Rubén Rodríguez (bajo), Ernesto Simpson (batería) y Roberto Quintero (percusión) en abierto diálogo de consonancias caribeñas.  En el fonograma Que Viva Coltrane (2003) las orquestaciones transfieren las pautas del modalismo coltraneano a costuras hilvanadas por la rítmica afrocubana;  sin embargo, ConClave asume el cubop de herencia gillespieiana, con total conocimiento y causa: ocho composiciones que revelan el cosmos afrolatino del  trompetista pionero del bebop, exintegrante de Jazz Messenger.

Clave cubana (3/2), en papel protagónico, y montuno, mambo y bop secundando las ofertas rumberas. Interesante: esta placa suena bebop, afro y latino al mismo tiempo: suerte de cubop/hard que mucho le debe a Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval y Chucho Valdés. Indiscutibles las reminiscencias de Mario Bauzá y Arturo O’Farril, y, asimismo, los guiños a Arsenio Rodríguez, Chocolate Armentero y Félix Chapottín. “La sitiera” (R. López) se convierte en un cadencioso bolero con líneas de chachachá que la trompeta, el sax y el piano trenzan hasta concluir en un sabroso guajeo mambero. “J.B’s Dilema” (Lynch): sax tenor, piano y trompeta se extienden en encabalgados ataques alternos con las percusiones: coqueteos hard y apuntes free entrometidos en apeaderos afrocubanos. “Across The Bridge”: los fraseos de Lynch rinden tributo a Lee Morgan; el solo songuero del baterista, magistral.  Cónclave de ritmos (son, mambo, chachachá…). Seis anfitriones de primera en admirable concilio musical. “A partir de ahora mi música puede denominarse jazz con clave”, ha presagiado Brian Lynch.