Los medios en tiempos de AMLO

Los medios en tiempos de AMLO
Por:
  • Carlos Urdiales

Andrés Manuel López Obrador no sólo impacta en la agenda informativa cotidiana, sino que ahora también pesa, por adelantado, en la reconfiguración de los medios de comunicación tanto privados como públicos.

Sobre estos últimos nada ha dicho el próximo Presidente. Ni su futuro director de comunicación, César Yáñez, qué piensa sobre el Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales (Cepropie). O Esteban Moctezuma, respecto a la Dirección General de Televisión Educativa (DGTVE), Radio Educación, el Instituto Mexicano de la Radio que, aunque es un órgano desconcentrado del gobierno, gravita en su órbita y, claro, vía el Instituto Politécnico Nacional, Once TV.

Tampoco la virtual secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, adelanta sobre el Canal 22 e Imcine, menos la inminente secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sobre la agonizante Subsecretaría de Normatividad y Medios y la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC). Nada.

En los medios concesionados a particulares por el Estado, que no privados, se gestan movimientos estratégicos. Televisa explora la venta de la mitad de su matriz genética, la otra mitad es controlada por Grupo Prisa (El País, Cadena SER, Caracol, Santillana, Alfaguara…). Televisa Radio y su emblemática estación, la XEW (la voz de la América Latina desde México), semilla histórica, cambiará de manos.

La razón conocida es la poca relevancia que en los resultados financieros y bursátiles Radiópolis aporta al conglomerado encabezado por Emilio Azcárraga Jean. La radio no pinta. El quid es encontrar, en México, un inversionista dispuesto a mantener a Prisa en el timón de los contenidos. Se presume que quien pague querrá incidir más allá de la gestión financiera.

Es un hecho que en el futuro Televisa se concentrará en la producción de contenidos y su exportación. Su presencia en Estados Unidos a través de posesiones accionarias en el mercado publicitario más grande. La televisión vía satélite y por cable, poco más. Concentrarse en lo medular y salir de los negocios laterales menos rentables. Televisa continúa siendo protagonista gracias a su muy profesional managment y a su visión de largo horizonte. Entretenimiento e información en señal abierta siguen en la cúspide del interés tanto de anunciantes mercantiles como gubernamentales.

En Grupo Salinas, TV Azteca cumplió 25 años desde que Ricardo Salinas Pliego adquirió Imevisión. Una transformación radical de infraestructura y diseño programático que, con la adhesión de nuevas señales, pone a TV Azteca en ruta de un presente y futuro promisorios.

La sucesión corporativa con Benjamín Salinas Sada a la cabeza ha sido un éxito la reinvención y evolución de sus canales, una realidad. En el apagón analógico TV Azteca se movió con visión y olfato. Azteca Uno, Azteca 7 y Adn40 son hoy por hoy oferta clara de contenidos diferenciados y complementarios. Sume Azteca América y producciones especiales que están sentando nuevos precedentes. Ya se copian, pero no se comparan.

En deportes, TV Azteca ha migrado a nuevos parámetros más eficientes, con nueva personalidad institucional; las coberturas de eventos globales continúan siendo referente. En la información, se consolidan propuestas frescas, incluyentes, plurales y cercanas a los televidentes y cibernautas.

Desde 1993 TV Azteca no ha cesado su transformación con una gestión empresarial clara, concentrada a objetivos precisos, exitosa y proactiva.

La relación del futuro gobierno con los medios concesionados se anticipa compleja, interesante. En medios privados de comunicación e información, fundamentalmente diarios impresos y plataformas digitales nativas, el futuro está plagado de incertidumbres.

¿Habrá revanchas contra comunicadores desde el poder político? ¿Serán los dueños de empresas los que se pongan el parche antes de que les salga el grano? ¿Habrá nuevos jugadores en los medios? ¿Volverán los idos en la presente y pasadas administraciones? ¿Encontrarán nuevos patrocinios políticos quienes combatieron vehementemente el amasiato entre política y periodismo?

Los medios en los tiempos de AMLO gravitan en dos órbitas. La de dueños, concesionarios e inversionistas preocupados (legítimamente) por los ingresos que de gobiernos federal y locales reciben anualmente y la de periodistas, comunicadores y productores en medios públicos y concesionados que perciben aires de intolerancia, volteretas a acuerdos tácitos que resulten en austeridades extremas o terminales. Incógnitas por despejar.