Los próximos treinta años

Los próximos treinta años
Por:
  • larazon

Fernando Escalante Gonzalbo

La penúltima línea de defensa del neoliberalismo consiste en decir que el neoliberalismo no existe, que es una invención de la izquierda, una palabra vacía que se usa para lo que sea pero no significa nada. Es un recurso ingenioso, que para empezar permite echar una cortina de humo sobre los últimos treinta años: es todo confuso, nadie sabe lo que ha pasado, políticas dispersas, inconexas, desde luego no un programa consistente —no la adopción de un modelo neoliberal, porque no existe tal cosa.

La memoria ayuda, y la docena larga de libros de historia sobre el asunto. El neoliberalismo es un movimiento intelectual que tiene su origen en la Sociedad de Mont Pélerin, formada por Friedrich Hayek, Milton Friedman, James Buchanan, Gary Becker, etcétera, que se llamaban a sí mismos neoliberales en los años cuarenta y cincuenta. Hay variaciones, polémicas entre ellos, pero también un común denominador, un programa orientado a reducir al mínimo la intervención pública en la economía: privatización, liberalización, desregulación, desmantelamiento del Estado de bienestar, de los derechos laborales. La justificación para eso es la idea de que El Mercado es un mecanismo insuperable para procesar información, que asigna los precios de manera óptima, y produce el mejor resultado posible (digamos de paso que no hay prueba empírica de eso, que es una afirmación puramente dogmática).

Pero el neoliberalismo no es sólo una teoría económica. Es también una sociología, implica una idea de la administración, del derecho, de la política. La traza básica es muy reconocible. Consiste en suponer que todo funciona, o debería funcionar como El Mercado (mayúsculas). Es decir que todo: los genes, la familia, la educación, la política, todo funciona de la misma manera, porque no hay más que egoístas racionales que buscan maximizar ganancias, todo es mercado, y lo que no es, debe arreglarse para que lo parezca. Se traduce en la generalización de criterios de rentabilidad, importados del mundo empresarial, y una desconfianza patológica hacia lo público.

Al cabo de un predominio de tres décadas, el neoliberalismo se ha convertido en una ideología en el sentido más clásico de la palabra. Académicos, políticos, periodistas, repiten los clichés neoliberales convencidos de que están sólo describiendo la realidad, convencidos de que no hacen sino llamar a las cosas por su nombre —y que el neoliberalismo no existe.

Su mejor aliado es una izquierda de consignas: cerril, poltrona y mendaz, ni siquiera dogmática porque no llega a tener dogmas, una izquierda que dejó de pensar hace mucho, que se limita a rebañar clientelas, y a esperar la cosecha de la miseria. Así empiezan los próximos treinta años.

Noticia : Esta entrega es la última de la serie “El contexto”, una larga, azarosa aventura periodística de casi cinco años, que concluye el día de hoy. A todos, por lo que les debo, gracias.