Más presiones sobre la inflación

Más presiones sobre la inflación
Por:
  • arturov-columnista

Buenos resultados de la inflación en lo que va del año fortalecen el optimismo y la confianza en el éxito de la política monetaria; no obstante, la depreciación cambiaria y los incrementos a la gasolina persisten como los principales factores de riesgo que deben ser monitoreados.

Los recientes resultados de la inflación continúan apuntalando una tendencia descendente. Midiendo el cambio del Índice Nacional de Precios al Consumidor  (INPC) de abril con respecto al mismo mes del año anterior se tiene una variación de 4.55% y, lo más importante, se fortalece la tendencia hacia un menor crecimiento de los precios, ya que respecto a su punto reciente más alto ubicado en diciembre del año pasado, la inflación ha descendido desde 6.77%. Así, la tasa de inflación anual ha caído en casi una tercera parte, además de que está en línea con la expectativa del Banco de México.

Cabe reconocer que hacia finales del año pasado las preocupaciones sobre la inflación no eran menores. Si bien se esperaba que el crecimiento anual del INPC disminuyera (por el efecto aritmético de una base de comparación muy alta debido al aumento a las gasolinas), seguían latentes los riesgos inflacionarios derivados de posibles impactos de segundo  orden (contaminación del proceso de formación de precios), es decir, que la inflación pudiera salirse de control.

El menor crecimiento anual de la inflación ha sido promovido -en orden de importancia- por: (1) el éxito de la política monetaria, que se traduce  en una  baja significativa de la llamada “inflación subyacente” (es el indicador que cubre el 77% del INPC y además refleja la tendencia de la inflación en el largo plazo)  hasta 3.7% en abril desde 4.9% en diciembre pasado, ello a su vez expresa la contención de los efectos de segundo orden; (2) por el efecto aritmético de la alta base de comparación anual arriba mencionado; (3) por una abrupta caída de los precios agropecuarios; y (4) por menores incrementos en los precios de los bienes y servicios administrados por el gobierno.

Estos resultados, aunque positivos, no son suficientes como para cantar victoria, de hecho, los riesgos inflacionarios al alza se han incrementado recientemente y de manera importante. En primer lugar, la ya característica incertidumbre derivada del proceso electoral, sumada a la de las negociaciones del TLCAN han acentuado las presiones sobre el tipo de cambio. En sólo treinta días han impulsado una depreciación cambiaria ligeramente arriba de 10%.

En segundo término,  los precios de la gasolina continúan en ascenso. Tomando el subíndice de la gasolina de bajo octanaje, el Inegi reporta un incremento en este año de 10%. Si la perspectiva es que los precios del petróleo sigan en ascenso, seguramente ello continuará impactando al alza el precio del energético.

Cuidar el buen desempeño de la inflación favorece el fortalecimiento de los salarios. Prueba de ello es que los buenos resultados de inflación en este año se han traducido de nueva cuenta en una moderada ganancia real en el salario promedio de cotización al IMSS, después de que casi todo el año pasado se redujo hasta 2.0% en términos reales.