Matrimonio gay: el turno del Congreso

Matrimonio gay: el turno del Congreso
Por:
  • mauricioi-columnista

En las sociedades modernas todos los individuos poseen un estado civil. Este concepto se refiere a las características de las cuales depende que las personas sean titulares de ciertos derechos y obligaciones. Las normas legales determinan, por ejemplo, el momento en que la persona adquiere la mayoría de edad o si se le considera soltera o casada.

Dependiendo de estas calidades los sujetos pueden participar en los comicios para elegir autoridades o tener acceso a un reconocimiento de prestaciones de las que goce su pareja. Dado que en el sistema de competencia federal los asuntos relativos al estado civil están atribuidos a las entidades federativas, la regulación de los matrimonios está contenida en leyes aprobadas por los Congresos locales. Estos antecedentes ayudan a entender por qué el matrimonio entre personas del mismo sexo es reconocido únicamente en parte del país.

Durante los últimos siete años los Congresos de siete de las 32 entidades federativas han legislado sobre el tema. Aun cuando se atribuye a la izquierda la reivindicación de los derechos de la minoría LGBTI, en cuatro casos (Coahuila, Campeche, Nayarit y Quintana Roo) han sido gobiernos del PRI quienes promovieron la regulación del matrimonio igualitario. Si bien corresponde al gobierno perredista del DF haber sido en 2009 el pionero en el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo, varios estados regidos por ese partido se han abstenido de legislarlo y hasta hace unas semanas lo hicieron los gobiernos de Michoacán y Morelos. En ningún estado regido por el PAN se ha aprobado el matrimonio igualitario, aun cuando en algunos casos sus diputados se han abstenido (Michoacán) o incluso han votado favorablemente (Coahuila y Campeche).

La importancia de la iniciativa del Presidente Peña Nieto radica en que, al volver materia federal la regulación matrimonial, los Congresos locales estarán impedidos de trabar el matrimonio igualitario, permitiendo que estas uniones puedan realizarse en todo el territorio nacional. La integración plural de las Cámaras federales hace incierta la aprobación de la propuesta. A la luz de los recientes resultados electorales se ha señalado la conveniencia de enviar la iniciativa a la congeladora. Difiero de esta postura. Me parece que sería saludable que la opinión pública conozca los motivos y razones que tienen los representantes populares para manifestarse en favor o en contra de que dos personas del mismo sexo contraigan matrimonio. Sería interesante escuchar a legisladores del PRI, quienes reivindican la herencia juarista, argumentar votos en contra por sus creencias religiosas. No menos emocionante sería enterarse de la lógica de diputados y senadores del PAN, defensores a ultranza del individualismo, para justificar la intervención gubernamental en las alcobas de los ciudadanos. Igual de atrayente sería conocer de primera mano la opinión de los legisladores de Morena en torno a por qué no son importantes las uniones entre personas del mismo sexo. Independientemente de que la iniciativa presidencial sea aprobada, el debate legislativo permitiría conocer quiénes favorecen la igualdad plena de los mexicanos.

mauricio.ibarra@3.80.3.65

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