México, país del futuro

México, país del futuro
Por:
  • larazon

La siguiente es una colección de fotografías del México de estos días. Vistas en conjunto, dan la impresión de que es un país inviable. Vistas una a una, que, sencillamente, no tiene remedio. Juzgue el lector.

1-La caída del producto interno bruto el año pasado fue de 6.5%, prácticamente la misma que en la crisis de 1995. Sin embargo, a los actores políticos les tiene sin cuidado saber que sin una segunda generación de reformas estructurales que permitan aumentar la inversión, la competitividad y la productividad, este país estará condenado a la más absurda mediocridad. Pero en lugar de hacer algo coherente y serio, se dedican paladinamente al reparto de todo género de botines.

Un relator de Naciones Unidas ha producido un informe en el que reitera lo que ya se sabe: la educación pública mexicana es un fracaso conceptual, de gestión y de equidad, en buena parte por la perversa participación del sindicato magisterial, y constituye, como afirmó Gilberto Guevara Niebla hace veinte años, “una catástrofe silenciosa”. Pero en lugar de que las autoridades federal y estatales le pongan un hasta aquí al desastre, todos se empeñan en ver cómo se agencian los votos del Panal y los recursos del SNTE para financiar las campañas. La educación es lo de menos: a nadie le importa.

Ciudad Juárez no es un accidente. Es la prueba más reciente de que la estrategia del gobierno federal en contra de la inseguridad está agotada y por más que se desgañiten en argumentar que no hay de otra y que van en la dirección correcta, llegaremos a 2012 y las cosas no habrán mejorado.

Al menos en términos de democracia electoral, México vive en un régimen del siglo XXI con prácticas del siglo XIX. Hoy el sistema político se ha convertido en una variedad de reinos y cacicazgos donde los gobernadores tienen un poder casi absoluto fundado en que el peso federal se ha disuelto, en que disfrutan de un presupuesto sin parangón en el pasado, en que no tienen contrapesos y en que la superficialidad y la frivolidad son el método aceptado de gobierno.

México pasó de ser un régimen de partido casi único a una constelación de poderes fácticos que no sólo ordeñan las arcas públicas a cambio de propaganda mediática, sostienen los privilegios monopólicos a cambio de complicidades con los tomadores de decisiones públicas, y orientan la discusión pública hacia los temas menos relevantes para el país. Y los actores políticos, casi sin excepción, les siguen el juego.

Mientras todo ello ocurre, otros países –Chile, Brasil, Irlanda, Corea, Vietnam, la India o la República Checa– serán algunos de los jugadores más exitosos en las siguientes tres décadas. México, por su parte, es el país del futuro, que, por lo visto, siempre lo será.

og1956@gmail.com

agp