Miscelánea electoral

Miscelánea electoral
Por:
  • larazon

Horacio Vives Segl

La última semana fue pródiga en noticias sobre el ambiente electoral. Procedo a comentar algunas de ellas.

Los haberes de retiro y otras imprudencias. Una vez aprobada la legislación secundaria derivada de la reforma político-electoral, uno de los aspectos más comentados se derivó curiosamente no de la emisión de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE, sucesora del abrogado COFIPE) o de la novedosa Ley de Partidos, sino de las reformas a la Ley Orgánica del Poder Judicial. Como se sabe, fue sobre la compensación que podrían recibir los magistrados electorales al término de su encargo. Parece insensato, por no decir torpe, haber incluido este asunto. Se puede estar de acuerdo en que los integrantes de los cuerpos colegiados de los organismos reguladores, o de las máximas instancias del Poder Judicial, reciban ingresos adecuados, tomando en cuenta lo delicado de las decisiones que deben de tomar, con el propósito de evitar la tentación de percibir algún otro ingreso contrario a la naturaleza de sus funciones. Como principio, pase. Pero cuando los señores magistrados electorales de por sí ya tienen los salarios y prestaciones más elevadas en el sector público nacional —inclusive por encima de las del Presidente de la República—, y en tanto que estos temas siempre son sensibles, ¿qué necesidad había de esta reforma, y más ahorita? Ante el argumento de que los magistrados, finalizado su encargo, no pueden ejercer por algún tiempo su profesión, uno puede contestar que bien podrían vivir por un tiempo de sus ahorros y sus seguros de separación (por definición cuantiosos) y dedicarse temporalmente a otras actividades, como la investigación y la docencia, por citar algunas, que no generan conflictos de interés.

 Malas coincidencias. La coyuntura no podía ser menos afortunada para tocar estos temas. Paralelamente, se divulgó que los consejeros del Instituto Electoral del Distrito Federal adoptaron medidas para que, ante su inminente cese, reciban una compensación “de despedida”. ¿Podría darse un efecto imitación en los otros organismos públicos locales electorales, ahora denominados “OPLES”, dado que el INE nombrará a los futuros consejeros electorales locales? En un momento en el que el INE está trabajando seriamente para ganar credibilidad y confianza, dados los nuevos procedimientos electorales, es una mala noticia que se hable de salarios elevados, bonos y prestaciones estratosféricas para autoridades electorales. Eso contamina indebidamente procesos y labores. No podemos esperar que la sociedad mexicana, con razón indignada por los abusos reiteradamente detectados en la asignación y el ejercicio de recursos públicos, tenga un juicio suficientemente afilado como para distinguir a las autoridades electorales administrativas de las judiciales o a las nacionales de las locales, sino que, muy probablemente, en su percepción todos los funcionarios electorales entran en la misma bolsa.

 El INE y los aborígenes. Es el título de la espléndida columna de Jesús Silva-Herzog Márquez el lunes en Reforma, criticando lo que él ve como una “regresión centralista” en la última reforma electoral. Disiento en parte de lo que dice: quiero pensar que, más que un “protectorado” o “tutela” de la Federación sobre los estados, el nuevo diseño de la organización electoral mexicana está pensado como un mecanismo de coordinación entre estados autónomos (que eso son, y no “soberanos” —soberano sólo lo es el pueblo mexicano en su totalidad, conforme a la propia Constitución—), donde la Federación auxiliará a las entidades cuando, por causa de los problemas que el propio Jesús describe, sean incapaces de organizar adecuadamente sus elecciones. ¿Paternalismo federal? Puede ser, pero así es el sistema: por algo la Constitución nacional manda por encima de toda norma (federal o local) y de todo principio (como lo es cualquier concepción de federalismo). Si el constituyente permanente ha determinado no otorgar la suficiente confianza a las entidades federativas para hacerse cargo plenamente de los asuntos electorales (por las razones que todos conocemos), entonces así es el federalismo mexicano. Y no, no hay un “federalismo ideal”, ni en la teoría ni mucho menos en la práctica. Es un arreglo que va cambiando conforme a los tiempos y las necesidades. Nada de lo que haya que escandalizarse.

 La interna del PAN. En relación con la elección para renovar la dirigencia de ese partido, parece que se ha dicho mucha cosa ramplona. ¿En serio los contendientes “se dijeron de todo”, tanto como para minar los cimientos de Acción Nacional? ¿Que fue una elección sucia, “como todas, como siempre”? Hmmm… en todo caso, habrá que tener en cuenta que, al conocerse los resultados, el candidato perdedor los reconoció, cosa que hace falta en las elecciones (si ganar es fácil; lo verdaderamente demócrata es aceptar la derrota), y que la elección no se hizo como tradicionalmente solía hacerse en ese partido, con electores en una convención, sino abierta a la militancia.

hvives@itam.mx

Twitter: @HVivesSegl