Morena, su ejército de ignorantes, y los tumbos del “niño” verde

Raymundo Sánchez

Suena de maravilla, de perlas, la intención de Morena para reducir en 50 por ciento el gasto de la Asamblea Legislativa, incluidos bonos y apoyos extraordinarios a los diputados. Puesto así, el plan merece total apoyo y respaldo de los más de ocho millones de capitalinos. Pero la trampa está en lo que piensan hacer con ese “ahorro”, calculado en 933 millones 485 mil pesos anuales.

César Cravioto, coordinador de la bancada mayoritaria en la próxima Legislatura, dice que 200 millones irán a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, de la cual se han graduado sólo 819 estudiantes desde que AMLO la fundó en 2001, con costo al erario, hasta ahora, de 8 mil 981 millones 285 mil 452 pesos. Serán 200 millones para una escuela de fósiles a la que se accede por tómbola y no hay necesidad de ir a clases.

Otros 200 millones, para las 20 preparatorias del GDF, también fundadas por AMLO. Estos planteles son la peor opción de bachillerato del país: de 173 mil 139 jóvenes que ingresaron de 2003 a 2013, sólo egresaron 14 mil 671, apenas el 8 por ciento. Hasta Oaxaca está mejor en eficiencia terminal de bachillerato: 63.8 por ciento. Y 200 millones más, irán a pensiones para adultos mayores.

Lo que busca en realidad Morena es pagar con dinero del erario clientelas, escuelas de cuadros, fábricas de desempleados y ejércitos de muchachos ignorantes y manipulables para que den su voto en 2018.

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Reaparece dando tumbos el, desde enero pasado, senador con licencia Jorge Emilio González, ya ni tan niño, la verdad, pero todavía muy, muy verde. Por un lado, está más que cantado su divorcio de María Couttolenc, con quien apenas lleva un año de casado y, al mismo tiempo, está pensando meterse en otro: en el partido dan por hecho que buscará la candidatura a gobernador de Quintana Roo.

Corren aún los trámites para ello, pero como si no bastara ese problema, Jorge Emilio quiere ser el abanderado de la alianza PRI-Verde y cree que puede conseguirla. Se imagina, quizá, que ya se olvidó lo de la mujer muerta durante un reventón en su departamento de Cancún y los innumerables osos que ha protagonizado.

Y, sobre todo, su eterna irresponsabilidad de no acabar lo que inicia.

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Berrinche el que hizo el ex dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, porque su sucesor, el joven maravilla Ricardo Anaya, decidió que su amigo Marko Cortés fuera el coordinador de los próximos diputados panistas en San Lázaro. No contó con que alguien de los presentes en la encerrona de la bancada en Tijuana, Baja California, filtró un audio en el que se le escucha acusar que lo vetaron.

Es más, dijo (en el audio) que ya le habían prometido ser el líder parlamentario de las 108 curules que tendrá la bancada, y después le dijeron “ya no vas”. Entonces soltó ante sus compañeros esta joya: “¿Y cuál es el problema de esto? Que le roban a uno la generosidad”. Mju, mju.

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