Narcopop

Narcopop
Por:
  • pedro_sanchez_rodriguez

Un hombre con pasamontañas café cubre su rostro de las videograbadoras de distintos medios de comunicación. Su voz, da cuenta de su testimonio sobre una noche de julio de hace dos años, en la fiesta patronal de Zapotitlán en la delegación Tláhuac. Cuenta el mototaxista, que hombres con armas de fuego abrieron paso entre la multitud y colocaron frente al escenario unas sillas, una mesa y unas cuantas botellas. En la improvisada área VIP, Felipe de Jesús Pérez Luna, alias “el Ojos”, y sus acompañantes, escucharon el corrido que Javier Reyes, el “príncipe del corrido”, le compuso al líder criminal abatido hace una semana.

Para diciembre de 2018 habrán pasado dos sexenios desde que la llamada “Guerra contra el Narcotráfico” inició. El narcotráfico, como tema, ha ocupado las mesas de análisis de los lunes por la noche, ha llamado la atención de comensales por los domingos, ha sido inspiración de letras de corridos que se tocan en plazas públicas y genera la atracción suficiente para que Netflix produzca series sobre sus protagonistas. Aparentemente los delincuentes despiadados son carismáticos.

“El comandante”, “El Ojos”, “el Mal”, “Felipe Pérez”, –como le cantan en su corrido–, también era conocido como el líder del ahora famoso Cártel de Tláhuac. El último, es una presunta organización delictiva dedicada a la distribución de drogas ilícitas y a los delitos de alto impacto asociados a esta actividad como son los homicidios, el secuestro y la extorsión. Su rango de operación abarca las delegaciones de Tláhuac, Iztapalapa, Milpa Alta y Xochimilco en la Ciudad de México, así como los municipios de Chalco y Valle de Chalco en el Estado de México. Para su funcionamiento, la agrupación de “El Ojos” aparentemente echaba (¿o echa?) mano de por lo menos 200 mototaxis encargados de distribuir droga y de hacer de “halcones”. Fueron estos últimos los que bloquearon e incendiaron un microbús en la avenida Tláhuac esquina con la calle General de Mendoza, inaugurando formalmente los “narcobloqueos” en la Ciudad de México.

2017 pinta para ser el año más violento de los últimos 20 años. Los delincuentes carismáticos son también déspotas. Los reyes absolutistas de Europa eran retratados, como también lo hacen ahora algunos jefes de Estado, e inmortalizados para ser recargados en los muros de un palacio o dependencia estatal: recuerdos de su poder o reconocimientos de su servicio a la patria. Hay quienes podrían reflexionar sobre la opulencia del retratado y deplorar, en vez de añorar, su servicio a la nación. Hoy, los narcotraficantes, echan mano de sus cantantes gruperos consentidos para que les compongan un corrido narrando sus proezas, los cuales pueden ser vistos en video o quizás también escuchados por servicios de streaming. En estos momentos existen víctimas respirando, latiendo y escuchando “la comandancia” a capela, “el mal” coreado, las proezas tarareadas en fiestas, festejos y ferias de todo el país.

Twitter: @hastaelPeter