Obama define el Supermartes

El Supermartes ha llegado y todos esperamos con ansias los resultados que podrían marcar el destino de varios de los precandidatos a la presidencia de los Estados Unidos. En 13 estados entran en juego y la cantidad de delegados que se definirán este día, aunque no le dará la victoria matemática a nadie, podría llegar a convertirse en una ventaja inalcanzable que defina a los ganadores.

Éste es el caso del Partido Demócrata. Hillary Clinton llega con gran ventaja en las encuestas y podría dar el golpe en la mesa y dejar a Sanders muy atrás en los sondeos. Aunque Clinton ha perdido el voto joven ante un Bernie que plantea una revolución total contra las viejas formas de la política, tiene a las minorías de su lado. Los estados sureños que votan hoy tienen un alto porcentaje de ciudadanos de raza negra y de origen latino que están con la exsecretaria de Estado por su amplia experiencia y por su apoyo a dichas comunidades.

El Supermartes fue el punto de quiebre para Hillary en su contienda contra Obama. Fue ahí donde las minorías se hicieron mayoría y el primer presidente negro empezó a forjar su leyenda. Hoy, Clinton se presenta hábilmente como la sucesora idónea del presidente y recoge esos votos a carretonadas.

Por el lado republicano también es Obama pieza clave en la mente de los electores. El sur norteamericano, ese sur tan lleno de heridas por la discriminación, la pobreza y la violencia, sigue dividido. El presidente negro y sus reformas, sumadas a las crisis internacionales que poco importan en la mente del votante local, han extremado las opiniones y se han separado los polos políticos.

La reacción anti-Obama —ahora encarnada en una Clinton que lo continúa y en un Bernie que amenaza con extremarlo— ha creado una derecha radical llena de recelos y en búsqueda de venganza. Esto fue lo que acabó con la aspiración de Jeb Bush, su moderación se leyó como debilidad. Por eso, fanáticos como Ted Cruz y psicóticos como Donald Trump destacan en las encuestas.

Rubio —ahora el moderado de su partido (¡!)— tiene su última llamada. Va tercero en las encuestas y tiene a todo su partido respaldándolo. Sin embargo, el supermartes parece que no le sonríe. El mejor escenario para él sería que Trump dividiera votos con Cruz para no perder la oportunidad de recuperarse en los estados del norte del país.

El fantasma de Obama se pasea por los estados que votan en el supermartes. Las viejas heridas históricas siguen sangrando en una sociedad dividida que define su futuro en una discusión cada vez más radicalizada. El Estados Unidos racista y dividido se exhibe ante el mundo y nosotros miramos preocupados. Mañana seguramente tendremos candidato demócrata y más confusión republicana.

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